lunes, 20 de julio de 2009

Ferlosio por Ferlosio

Para el verano son las lecturas y, aún más sabrosas, las relecturas.

Oigo a los intelectuales -muchos de ellos- hablar de su país, de su nación, con una fe que sólo puede salir del pudridero de las alcantarillas y comprendo que sólo una habilidad innata, el estilo, habilidad no superior a cualquier otra, les ha convertido en magos encantadores de la tribu, y que tienen fe -antes en Dios, luego en el futuro comunista, ahora en la patria- porque de ese modo viven sin trabajar y logran reconocimiento, por lo que no pueden renunciar a ella, ni cuestionarla y que sólo los intelectuales excéntricos tienen algo que decir.

Por ejemplo, Ferlosio. Dice que odia a España desde siempre, en parte por la excesiva atención que en este país se le presta a los deportes y en parte porque le carga esto de la patria: El concepto de patria es el más venenoso de los conceptos.

"Al entrevistador le perdonamos siempre las tonterías que nos pregunta. Nunca le perdonamos las chorradas que nosotros contestamos". (Entrevista con Feliciano Hidalgo, publicada en EL PAÍS el 20 de noviembre de 1994).

"Quiero decir que cada vez se hace en mí más fuerte y más fiadera la impresión de que todo lo que encontramos de realmente feliz en una obra literaria nunca ha sido producto de invención y elaboración deliberada, sino instantánea flor de ocurrencia sobrevenida". (De 'Teoría de la musa', del libro Vendrán más años malos y nos harán más ciegos).

"Sin que el orden en que van enumeradas signifique el grado en que lo hacen, me encolerizan, que ahora recuerde, las siguientes cosas:
1. Esa especie de 'astucia de la razón' de los liberales que es la fe en la llamada 'mano invisible' (pretenden haber renegado de la filosofía de la historia, pero sólo han renegado de lo único bueno que tenía: su negatividad, o sea, la denuncia del determinismo como el mal contra el que había que rebelarse y del que había que liberarse).
2. La mano invisible -escándalosamente visible- de la mano invisible: la publicidad. 3. La sociedad de consumo en especial referida a la cultura del petróleo, y sobre todo el automóvil y la motocicleta.
4. El deporte competitivo, especialmente si es de masas.
5. Las mismas masas... ¡Ah¡, y
6. El rock". (De la entrevista con Alfonso Armada).

"Primero incurrí en 'la prosa', o sea 'la bella página' (Alfanhuí); después quise divertirme con el habla (El Jarama), y finalmente, tras muchos años de gramática, encontré la lengua (representada no tanto en la última novela, sino particularmente en los escritos no literarios)". (De La forja de un plumífero).

"El hombre ama la guerra. Es el momento de plenitud de los pueblos, y la que los ha creado como tales. Todos la encarecen como el momento en que se ejercen todas las virtudes de fraternidad y solidaridad entre los hombres, se olvidan los rencores, se disipan los problemas individuales y la nación se levanta como un solo hombre frente al enemigo. En uno de los ataques israelíes contra Damasco, en que los sirios disponían de cohetes tierra-aire buscadores, y que por añadidura dejaban trazado en el aire la estela de su recorrido, ¿cree usted que la población de Damasco fue a refugiarse a los sótanos de las casas? Todo lo contrario: niños, mujeres, ancianos, la ciudad entera se subió a las azoteas, y cada vez que veían un cohete sirio alcanzar y derribar un Phantom israelí, todo Damasco era un inmenso grito de júbilo y exultación triunfal. A los hombres les gusta la guerra. Como yo sé, por mi ya hace tiempo reprimida y jubilada afición de cazador, el sentimiento de poder que se experimenta al fulminar en el aire una perdiz y verla golpear el suelo como una masa inerte, conozco cuáles son los acrisolados instintos de esta civilización que sigue teniendo por centro la guerra, el poder y la victoria". (Entrevista con Juan Cruz, publicada en EL PAÍS el 19 de agosto de 1990).

"No ha de extrañar que el ánimo en que me pone la mañana sea, cada día más decididamente, el de correr en el acto a presentar mi dimisión irrevocable. Pero no puedo darme tal satisfacción, porque no existe el organismo idóneo para una dimisión como la mía". (De Vendrán más años malos y nos harán más ciegos).

"He aquí que finalmente nos hallamos en perfectas condiciones de adivinar literalmente, sin temor a equivocarnos, lo que pondrá en la última pintada de la última pared que quede en pie en toda la historia de la especie humana: '¡Qué vergüenza!". (De La hija de la guerra y la madre de la patria).

No hay comentarios: