miércoles, 6 de mayo de 2009

La Iglesia nunca se portó bien con la clase trabajadora

Transpirando gotas de acíbar, el diario socialdemócrata resume un comentario editorial sobre la Semana Trágica -¡después de 100 años!- con esta frase:
Si el asunto empezó por una cuestión colonial, rápidamente encendió la furia contra la Iglesia, que nunca se portó bien con la clase trabajadora.
Toda la información del comentarista parte de este artículo del periódico del día anterior, en el que las opiniones que se recogen de los historiadores no permiten deducir semejante perla. Más bien al contrario, así José Álvarez Junco:
"Es un tema cultural, el del anticlericalismo español, que en Cataluña era aún más acentuado; y todo con un maniqueísmo ideológico facilón".
Aquella semana acabó con 112 construcciones destruidas -80 de ellas religiosas-, 106 muertos, 350 heridos, unos 2.000 detenidos, 739 procesos y 17 condenas a muerte, de las que se ejecutaron cinco.

Pero al editorialista socialdemócrata, empeñado en fantasmales guerras contra la Iglesia, sólo se le ocurre justificar aquel desastre con una tan sorprendente frase, cáustica y naif al mismo tiempo: que la Iglesia nunca se portó bien con la clase trabajadora.

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Más frases delirantes, y algunas indecentes:

José Montilla, presidente de la Generalidad, en una entrevista en la Cadena Ser: los populares “son un adversario del autogobierno de Cataluña” y en el fondo, enemigos de Cataluña.

Josep-Lluís Carod-Rovira, vicepresidente de la Generalidad, en su blog: ayer se culminó la cruzada españolista que José María Aznar inició en el año 1998 y la investidura de López es la vitoria póstuma de Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros’.

Artur Mas, ciu: “solo partidos nacionalistas muy fuertes y con mucho apoyo social en Euskadi y en Cataluña pueden impedir que naciones como estas queden asimiladas y diluidas en el conjunto del Estado español”.

Joan Ridao, secretario general de ERC: “Yo creo que hoy se ha producido un acuerdo entre el PSE y el Partido Popular que, en definitiva, profundiza en la fractura social y política del País Vasco, abona el frentismo, que será seguramente una constante de la legislatura, y además creo que desgraciadamente esto, incluso puede acabar dando razones, desgraciadamente, y espero que no, a los que creen que es legítimo el uso de la violencia y puede perpetuar el fenómeno de la violencia en el País Vasco”.


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