Enric González es uno de los pocos periodistas del actual El País que merece la pena leer. El pasado jueves escribía en su habitual columna,
Uno lo ve todo negro. No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños. Ya sé que exagero, que esas cosas no pasan. Pero antes tampoco pasaban cosas como la de Ramoncín y Paquirrín, y ya ven. Como decía Manolo Vázquez Montalbán, estamos rodeados.A la dirección del periódico no le gustó la referencia al desastre financiero que vive el grupo en esa alusión a la ludopatía bursátil de los dueños, así que el periodista fue censurado. La columna no salió. Tampoco la del viernes, ni el artículo de los domingos.
Hoy lunes, por fin, vuelve a la penúltima página con esta jugosa reflexión:
Cuando se está en precario conviene establecer prioridades. Y, francamente, las opiniones no son ahora mismo un bien escaso. Lo que está en peligro, lo que debemos defender, es la información. Es decir, los cimientos de la prensa. Los periódicos nacieron para difundir noticias portuarias, comerciales y sociales, no para la batalla ideológica: eso llegó después. Necesitamos saber lo que hace el Gobierno, y eso nunca lo dirá ningún Gobierno; necesitamos disponer de datos fehacientes sobre la banca, las empresas, la justicia, el sistema sanitario, sobre los delincuentes que nunca pagarán su crimen y sobre los otros delincuentes, los que sólo pueden usar la violencia. Necesitamos datos. Necesitamos periodismo.
No se preocupen si un día echan en falta una opinión: tienen de sobra por ahí y, sobre todo, ya tienen ustedes la suya. Preocúpense por lo otro, por lo que nos hace realmente falta. Como decía Manuel Vázquez Montalbán, estamos rodeados. Falta por ver si este asedio acabará como Numancia o como Stalingrado.
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