
Dice de él, Vila-Matas, que la inminencia de tener que abandonarlo todo no le parecía nunca horrible, pues no sentía que pudiera haber en esa renuncia algo que lamentar.
Decía Duchamp en aquel libro,
"Espero que haya un día en que se pueda vivir sin tener la obligación de trabajar. Gracias a mi suerte he podido pasar a través de las gotas. En un cierto momento comprendí que no debía cargarse a la vida con demasiado peso, con demasiadas cosas por hacer, con aquello a lo que se llama una mujer, niños, una casa en el campo, un coche, etcétera. Y lo comprendí felizmente muy pronto".A día de hoy, si se preguntase a los críticos y a los artistas que no viven de la subvención, quién fue la persona más influyente en su campo, no señalarán a Picasso, sino al hombre que dijo:
"Siempre me he forzado a la contradicción, para evitar conformarme con mi propio gusto".Por cierto, otro que también navegó a contracorriente, Wittgenstein, se despidió con palabras exactas a las de Duchamp : "Digan a mis amigos que he tenido una vida maravillosa".
No hay comentarios:
Publicar un comentario