martes, 14 de abril de 2009

¿Discriminación positiva o exclusión?

La discriminación positiva, al menos en nuestro país, es el subterfugio bajo el que se esconden formas nuevas de exclusión. Hay muchas maneras de mantener la exclusión o establecer el privilegio, la más repugnante es la que se hace so capa de progresismo o equidad.

La defensa de los derechos de colectivos minoritarios, que a veces no lo son, fundados en un carácter -lengua, color, sexo- se convierte en una excusa para establecer privilegios y acceder a cargos o prebendas a los que no pueden acceder quienes no poseen dicha característica. Por ejemplo los médicos ibicencos que no hablan catalán o los profesores de comunidades castellanohablantes que no pueden concursar o trasladarse a Cataluña o País vasco y que por tanto ven mermadas sus oportunidades en relación con los profesores catalanes o vascos a los que se privilegia.
"El respeto por las personas implica no respetar la tiranía que ejercen las mayorías o las minorías culturales y no considerar a las culturas como todos homogéneos". En democracia, la supervivencia de grupos o tradiciones culturales no se puede comprar al precio de la limitación de elección de los individuos.
Así ha sucedido, por ejemplo, en una selección de personal, aparentemente inocua -ayudante de sala-, para trabajar en la nueva terminal del aeropuerto de Barcelona. La organizaban los ayuntamientos de la comarca en colaboración con el INEM. En los pueblos que conozco la desproporción por causa de género ha sido escandalosa. En Castelldefels, por ejemplo para 30 plazas, 28 de los seleccionados han sido mujeres y sólo 2 hombres. En Gavá de 27 plazas, 26 han ido a parar a mujeres y sólo una a un hombre.

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