martes, 17 de febrero de 2009

Sutilezas y desastres

1. Los grandes sindicatos catalanes (UGT y CC OO) convocan a una gran manifestación para el próximo 14 de marzo. El contexto, claro está, es la crisis. Es una convocatoria sorprendente, dicen que la proponen porque los empresarios hacen propuestas "tan nuevas y originales", como la reducción de impuestos y la desregulación laboral. Es decir, no la convocan por hechos ocurridos, por ejemplo los despidos injustificados, sino por propuestas. Por supuesto tampoco la hacen contra la ineficacia del gobierno, que no previó nada, al que nada se le ocurre para salir de la crisis. ¡Cómo se la iban a hacer a este gobierno!

2. Igualmente sorprendente es esta campaña, Encomana el català, que anima a los catalanohablantes a que no cambien de idioma si conversan con una persona inmigrada, aunque ésta hable otra lengua. "No hablar catalán con los recién llegados es una forma de excluirlos", dice Bernat Joan, secretario de Política Lingüística. Y Carod Rovira equipara el conocimiento del catalán con la sanidad y la educación como instrumento de cohesión. Se trata, dijo, de la "lengua común" de una Cataluña "multilingüe" donde se hablan 250. Cuán sutil, el vicepresidente: el catalán y todas las 250 lenguas más. Tan sensible que no quiere decir cuánto le cuesta crear su red de embajadas, entre ellas la que ha montado en el edificio más caro de New York, porque eso sería "darle un titular a la prensa española".

3. Ahora sumemos esta conversación de la trama que se desvela en Madrid. El párrafo lo publicaba el diario El País, como parte de la grabación policial de una conversación entre un Francisco Correa y un Álvaro Pérez. Dice Correa:
“Tengo un tema gordo en Valencia, con un PAI prácticamente cerrado, el tío pide 1.000 kilos de más. Compramos a 10.000 y vendemos a 20.000. Ganamos 12.000 kilos. Un empresario pone el 50% y yo otro 50%. De mi 50% yo reparto con Ramón Blanco, con Álvaro (Pérez), con Pablo y con el alcalde... Hay un tema medioambiental que lo desbloqueo yo".
Esto han sido los últimos 20 años de Historia de España. ¿Ha llegado el momento de jubilar a nuestra clase política, una clase que ha usado el boom inmobiliario y el poder que les hemos otorgado en su propio beneficio?

4. Cuando estas cosas suceden, como Félix de Azúa, pienso en Italia:
Una obra pública de importancia, es decir, que supere los 50 millones de euros, no se concluye en Italia antes de seis años. En España son tres. Las escasas conexiones ferroviarias de alta velocidad cuestan en Italia cuatro veces más que en España. Sin embargo, el trayecto Barcelona-Madrid precisa menos tiempo que el Roma-Milán, que es más corto. Un pleito sobre contratos incumplidos no se zanja en Italia antes de cuatro años. En España son dos. En Francia uno. En Gran Bretaña doscientos días. Ocho años tardará en resolverse un impago de hipoteca en Italia. En España un año. En Dinamarca seis meses.
Se puede luchar contra una dictadura o derrocar a un directorio militar, pero nadie sabe cómo acabar con una casta de políticos que produce los mismos efectos que un puñado de militares borrachos o un grupo mafioso. Luchar contra los regímenes autocráticos es lo que Europa aprendió a hacer en los últimos tres siglos. Revolverse contra los secuestradores de la democracia es asignatura nueva y no sabemos por dónde empezar. Aunque no la vote nadie, la oligarquía política sigue cobrando.

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