"No puedo siquiera imaginar que un día dejaré de vivir".
Reborn. Susan Sontag.
Sontag sufría un cáncer de la sangre que en general resiste a los tratamientos más avanzados, se sometió a duras pruebas, con sufrimiento físico para seguir viviendo (un trasplante de médula sin esperanza, entre ellos), "siguió creyendo, hasta pocas semanas antes de su muerte, que iba a sobrevivir". Dos veces antes había afrontado otras formas de cáncer y había ganado la pelea.
Uno cree pertenecer al reino de los sanos, pero un día le toca descubrir que al nacer le dieron doble nacionalidad y que ahora pertenece también al reino vasto y hasta entonces casi invisible para él de los enfermos, y desde ese día ni uno mismo ni el mundo vuelven a ser los que eran.
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