jueves, 19 de febrero de 2009

Maniobras de distracción

Siempre hemos sabido que buscar el propio interés ignorando el de los demás era malo moralmente; ahora también sabemos que lo es económicamente. (Roosevelt, 1929).
Este notario de Barcelona, López Burniol, hace hoy un buen resumen de la tesis Krugman, el último premio nobel de economía. Sostiene Paul Krugman que la radicalización política de los últimos años sería la causa de la actual desigualdad económica, y no al revés. Es decir, no es la creciente desigualdad lo que lleva a la polarización política. En los USA la toma del poder por la derecha dura, envalentonó a los empresarios de modo que se lanzaron contra los sindicatos para aniquilar su capacidad negociadora, suavizaron los controles sociales y políticos que limitaban los emolumentos de los directivos, redujeron los impuestos de los ricos, en fin, promovieron la desigualdad.

La cuestión es, ¿cómo consiguieron que los electores, hasta los más pobres, les votasen en contra de sus propios intereses? Krugman detalla las armas de distracción masiva de que se valieron para conseguirlo: remover la cuestión racial, bajo el pretexto de la discriminación positiva de los negros, apelar a la seguridad nacional en peligro después del 11-S, y evidenciar la superioridad moral de la derecha religiosa frente al relativismo moral de los demócratas.

La cuestión es tan interesante que la pregunta vale para cualquier país. Veamos.
A qué apela el PP: a la unidad nacional frente a una supuesta España en quiebra.
A qué apela el PSOE: a la reiterada memoria histórica y a una supuesta laicidad del Estado.

La patética pelea de estos días en el parlamento y en sus órganos de opinión -que no otra cosa son los periódicos, las radios y las televisiones- (escuchas, corruptelas, cacerías) es fiel reflejo de ese enmascaramiento de la realidad, la ocultación del agujero que se está abriendo bajo nuestros pies.
Su único objetivo es conservar o conseguir el poder a toda costa, independientemente de los intereses generales, sin pensar en las reformas urgentes que el país necesita para encarar la crisis y salir de ella.

Qué reformas son esas:

una reforma urgente de la educación, consensuada por todos los partidos,
una ley electoral que permita las listas abiertas y haga equivaler los votos,
una separación real del poder judicial y el político, impidiendo el ida y vuelta entre política y judicatura,
una reforma económica que elimine los privilegios -los cupos vasco y navarro, por ejemplo.

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