jueves, 18 de septiembre de 2008

Los años de hierro de la escuela catalana. Sus resultados.


Habla la Fundació Bofill y la sociedad catalana debería temblar, aunque me parece que no lo va a hacer. Si hoy no juega el Barça, quizá lo haga este fin de semana.

El informe muestra en detalle el fracaso del sistema educativo catalán.
Los institutos catalanes están a la cola de la OCDE en ciencias y lectura
La desigualdad entre alumnos nativos e inmigrantes es la más alta de Europa
Los estudiantes de la privada obtienen mejores notas que los de la pública
Es decir, la enseñanza en Cataluña hace crac. En la alocada ideologización de los 80 y 90 los padres fundadores de la malhadada Reforma no hicieron prospectiva. No estaban para tamaña vulgaridad.
Lo que ahora estamos viviendo es el resultado de los años de hierro de la escuela catalana, aquellos en los que la izquierda -sindicatos y partidos ideológicamente esclerotizados, más que radicalizados- impusieron la llamada Reforma, sin contar con profesores, padres y profesionales honestos. Recuerdo el espíritu de misión y choteo de las charlas informativas impartidas a los profesores por parte de los entregados a la causa. Éstos llegaban como misioneros y los profes se reían en sus narices. Mientras, Pujol y los suyos dejaban hacer, porque aquel despropósito ayudaba indirectamente a sus propios intereses. La red de escuelas privadas, bien dotadas, con un ideario definido, crecían a cuenta de los que se iban desenganchando de la red pública. Pero es que el informe demuestra que ni siquiera la élite de los colegios privados alcanza la media de la OCDE.


La Reforma se asentó sobre tres patas: la escuela catalana -el catalán como lengua vehicular-, el igualitarismo burocrático -odio al mérito y a los alumnos destacados-, y el tratamiento de la diversidad con el corolario de la atención individualizada. Los informes sobre la educación es Cataluña, uno tras otro, corroboran el fracaso en los tres frentes. Los chicos prefieren el castellano cuando hablan por su cuenta; la igualdad teledirigida -igualar por abajo- no ha producido más listos, sino más tontos y la atención personalizada no ha existido como tal, porque no ha habido medios, ni profesorado especializado o motivado. La Reforma, vista con perspectiva, se hizo desde arriba -un remedo de revolución social en el único ámbito que dominaban-, sin pedir opinión a quién podía darla y en contra de quien debía aplicarla -el profesorado, a quien se ha despreciado- y de aquellos a los que se pretendía favorecer, los alumnos, de cuya inteligencia se desconfiaba.

La conclusión del informe es contundente
"El sistema educativo catalán no garantiza el acceso a un nivel de competencias educativas a una parte importante de su alumnado".

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