De que IC/IU es una secta y no un partido político es una buena muestra el caso del concejal de Torredembarra. Las palabras que sirven de base a su discurso político: izquierda, solidaridad, redistribución de la riqueza... no significan nada, son simples mantras para dar cohesión al grupo de militantes, afiliados y afines. Un ejemplo similar es el de esa buena señora, María Remedios García Albert, trabajadora de ONG, que recaudaba fondos para las FARC colombianas. En el caso del concejal Lluís Suñé, el sectarismo se ve agravado por un prejuicio que ahorma con más fuerza su mente, el prejuicio nacionalista.
Su caso no tendría mayor valor que el de un ejemplo más del acorralamiento voluntario a que se someten muchos individuos cediendo voluntad y libertad a cambio de la pertenencia a un grupo que les cobija ante el miedo a caminar en solitario por el mundo, si no fuese por el sobresalto a que ha dado pie en la gente del PSOE, en especial extremeño, y en medios periodísticos afines, ante la bobada de la página web del concejal. Por fin pueden desquitarse, aunque ante una presa menor, del rencor reprimido por todos ellos por no poder contestar como querrían al sectarismo de sus congéneres nacionalistas del PSC.
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