lunes, 2 de junio de 2008

Robert Redeker no es un intelectual cobarde

Lo más inquietante para el futuro, es el retroceso de la libertad de pensamiento en Europa”.

Robert Redeker es un profesor que lleva diez años dando clases de filosofía en un instituto francés. Un liceo de la región de Toulouse. De vez en cuando escribía interesantes artículos en los periódicos, pasando más o menos desapercibido, hasta que el 19 de septiembre de 2006 publicó en Le Figaro un artículo titulado «Face aux intimidations islamistes, que doit faire le monde libre?» (¿Qué debe hacer el mundo libre ante las intimidaciones islamistas?), en el que denunciaba que el objetivo del islam era obligar a Europa a asumir su visión del mundo, limitando la tradicional libertad de expresión de los países democráticos. Acusado de haber ofendido al Profeta, desde Al Jazira, desde páginas de Internet y desde correos electrónicos ha recibido constantes amenazas de muerte. Las amenazas fueron autentificadas por la policía francesa y la DST.

Desde entonces, su vida es una pesadilla. Así la describe en carta a un amigo:

  • Ya no tengo derecho a habitar en mi casa (en los sitios que me condenan a muerte hay un plano que indica cómo venir a mi casa para matarme, está mi foto, fotos de los lugares donde trabajo, números de teléfono y el acta de condena). Pero al mismo tiempo nadie me da asilo, me veo obligado a mendigar, dos noches aquí, dos noches allá... Estoy bajo protección policial permanente. Tengo que anular todas las conferencias previstas. Y las autoridades me obligan a mudarme. Soy un sin techo. Se sigue una situación financiera demencial, con todos los gastos a mi cargo, incluidos los eventuales de un alquiler de un mes o dos lejos de aquí, dos mudanzas, gastos de notario, etc. Es muy triste. He ejercido un derecho constitucional, y se me castiga en el propio territorio de la República”.

Ahora publica en español ¡Atrévete a vivir!, el diario de los dos meses y medio que siguieron a la publicación del artículo.

Algunos intelectuales le apoyaron en actos solidarios, también unos pocos políticos, pero lo que sorprende del caso es la reacción de sus compañeros de instituto. Un compañero suyo utilizó sus clases en el propio instituto para desacreditarle, otro, profe de filosofía como él, publicó un artículo en L´Humanité en contra de las tesis de Redeker y luego lo colgó en las paredes del instituto. La dirección del centro no envió ninguna representación a los actos de solidaridad; los sindicatos de docentes no se han movilizado a su favor; tampoco el Ministerio de Educación.

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