martes, 17 de junio de 2008

Contra Platón

Si hemos de atender a la contrahistoria de la filosofía que propugna Michel Onfray, la tradición platónica y su visión idealista del mundo, transmitida a lo largo y ancho de los siglos por los maestros del pensar, y por el compacto ejército de la cristiandad, ha sido un desastre para Occidente. Habría pues que escarbar en las tradiciones aledañas a los manuales de filosofía y cantar y deleitarse con aquellos otros que no despreciaron el cuerpo sino que lo gozaron, que no demonizaron los placeres sensuales y que cantaron la vida material, inmanente y terrena.

Entre estos estaba, por ejemplo, La Herejía del Espíritu Libre iniciada por los sufíes de Sevilla en el siglo XII. Defendían que todo es divino, que no hay vida después de la muerte -el cielo y el infierno son estados del alma durante la vida- y que conocer a Dios hace a uno incapaz de cometer pecado. Pensaban, con buen criterio que si Dios es el creador de todas las cosas e hizo al hombre a imagen y semejanza suya, entonces todo comportamiento, sea bueno o sea malo, es reflejo de la divinidad de Dios.

La herejía pasó al campo cristiano y gracias a los santos mendigos que vagaban por los caminos de Europa occidental, acompañados de viudas y solteras, se extendieron por Flandes y Renania y llegaron hasta Bohemia con el nombre de Los Hermanos y Hermanas del Espíritu Libre. Willem Cornelisz, Amaury de Bène que profesó el panteísmo - Dios estaba en todo y en todos a través de la presencia del Espíritu Santo, lo que ocasionaba una fusión entre Dios y la criatura-, Walter de Holanda, Helwige de Bratislava a la que se tachaba de licenciosa por ejercer el derecho al placer. Entre sus defensores famosos se incluyen Margarita Porete, que escribió El Espejo de las Almas Simples y Heinrich Suso, quien en 1330 describió la libertad como “cuando un hombre vive según sus caprichos sin distinguirse entre Dios y él mismo, y sin mirar antes o después”. Bentivenga de Gubbio defendía algo igualmente razonable, la certeza de que, pudiendo Dios hacer que el pecado no exista, con toda seguridad no habrá dejado de hacerlo. En términos actuales podríamos decir que profesaban ideales anarquistas, y que se oponían a todo orden establecido. Otlieb de Estrasburgo, discípulo de Amaury de Bène, decía que como el individuo está unido con Dios, estaba por encima de todas las leyes, iglesias y ritos, por lo que podía hacer lo que le diese la gana, así que defendían el amor libre, el nudismo y la magia. A las fiestas amatorias les decían servicios divinos. Rechazaban la Iglesia, los Sacramentos y las Sagradas Escrituras y practicaban el amor libre.

Como, al tiempo que se dedicaban al placer, denunciaban la hipocresía de la Iglesia ésta los mandó quemar vivos a casi todos.

La propuesta de Onfray es que la filosofía despojada de los dogmas platónicos sea una materia al alcance de los niños, que estos la cultiven en la escuela en lugar de esperar a la secundaria, una edad en la que han perdido el interés por preguntar, innato y vivo en los más pequeños.

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