jueves, 8 de mayo de 2008

El periódico y las catástrofes

Durante el día nos las arreglamos para olvidar que vamos a morir”. (Rosa Montero)

Es difícil comprender por qué el periódico considera que ésta es una noticia de primera ("Tiré a Mari Luz por una alcantarilla, pero no sé si estaba viva o muerta") y esta otra debe quedar relegada a un subtítulo en páginas interiores (Una diplomática de EE UU calcula que la cifra de muertos ronda los 100.000).

En medio de su incertidumbre, incomprensión y melancolía, el hombre no está en condiciones de controlar todos los sucesos del mundo, y menos que ningún otro el suceso definitivo, su propia muerte. Periodistas, escritores, políticos, curas y científicos pelean por ordenar la realidad y darle sentido. Somos unos invitados y nuestra relación con la tierra es parecida a los de un inquilino con un piso. Nuestra pelea, individual y como especie, es la de acomodar nuestra provisional morada para que nuestra estancia temporal en el mundo sea lo más agradable posible.

Las catástrofes naturales nos dejan sin palabras (en Myanmar, la ONU calcula que podría haber 1,5 millones de personas seriamente" afectadas) y apenas podemos intervenir para paliar, prevenir o curar, cuando no son agravadas por gobiernos ineptos y corruptos (como la dictadura birmana, por ejemplo). Parecidamente sucede con los errores en la recombinación genética que producen individuos fallidos (enfermos, irracionales).

La actitud de la prensa es a menudo ilógica en la valoración de los sucesos, su criterio es difícil de comprender como no sea el del kilómetro sentimental (cercanía del suceso).

El buen gobierno puede paliar los efectos de la catástrofe y el malo agravarlos, del mismo modo que los buenos médicos y neurobiólogos pueden ayudar a disminuir los efectos de la enfermedad mental o a prevenirlos. En todo caso es osado conceder un titular de primera a una declaración como esta: "Tiré a Mari Luz por una alcantarilla, pero no sé si estaba viva o muerta". Es poner en el mismo plano lo racional y la naturaleza, los comportamiento saludables y los propios de una mente trastornada. El periodista que decide titular de ese modo en primera se comporta o bien como un mercachifle o bien como un exorcista.

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