martes, 19 de febrero de 2008

Príncipes etruscos

Decididamente mi sitio preferido en Barcelona es el Caixaforum. El lugar perfecto para pasar una jornada tranquila e instructiva. Una jornada que podría programarse de este modo: Exposición de los Etruscos por la mañana. Comida en el restaurante del lugar, con menú entre los 15 y los 18 euros, con calidad aceptable. Por la tarde, la exposición de Chaplin. Y un café antes de asistir al último evento, un concierto de música, clásica o popular según el día, o bien una conferencia dentro de alguno de sus interesantes ciclos. Aunque la Caixa promocione sus actividades con un eslogan tan magufo como OBRA SOCIAL. L'ÀNIMA DE ”LA CAIXA”, hay que reconocer que se gasta muy bien sus cuantiosos recursos.



La exposición dedicada a los etruscos, Prínceps etruscos, dentro del ciclo que la Caixa viene dedicando a culturas poco conocidas por el gran público es de un gran interés. Ofrece una panorámica de la historia y el arte de este pueblo –nación dice la comisaria de la exposición, añadiendo el toque esotérico que no cesa- en su larga historia de más de un milenio, de las influencias que recibió de los distintos pueblos orientales con los que se relacionó, fenicios, corintios, griegos, cartagineses y de cómo trasmitió muchos de los rasgos que después conformarían la cultura romana. Conviene detenerse en la explicación de las piezas más importantes de la exposición, la mayor parte procedentes de ajuares funerarios, y leer la información que ofrecen. A mi me han interesado un Lebes con prótomos, cabezas de león con largo cuello asomadas a un recipiente, las estatuillas de guerreros y sacerdotisas al modo de los kuroi y korai griegos, un espejo cincelado en bronce con la figura del adivino Calcante, estudiando el hígado de un animal para hacer una predicción, o el sarcófago de una pareja de esposos de Perusa. También merece la pena detenerse en la sala dedicada al simposio, un banquete protocolario ligado a los usos sociales de la aristocracia y donde el vino era el centro de la reunión.

La exposición dedicada a Chaplin, Chaplin en imatges, es más sorprendente porque uno no espera que sea tan divertida. El mejor momento para verla es después de comer, porque pueden disfrutarse los numerosos videos recostado sobre alguno de los bancos preparados al efecto. Recomiendo el ballet boxístico en el cuadrilátero de Luces de Candilejas. Aunque mi preferido es el del delicioso idioma que se inventa y el de los inverosímiles pasos que se monta en Tiempos Modernos sobre la música de Je Cherche après Titine. Sólo por este número merece la pena desplazarse hasta la falda de Montjuic. En YouTube se encuentran pero la versión en pantalla grande con el sonido en condiciones no es comparable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo en Cataluña podían definir a los Etruscos una nación.