
Astrée y Celadón son dos pastorcillos franceses del siglo V que se enamoran locamente, a pesar -o gracias a- que sus familias respectivas se oponen a dicha relación, hasta que un día Astrée ve que su amado se besuquea con otra pastorcilla (en realidad es esta la que se echa encima de aquel), así que rompen su promesa de fidelidad y juran no volver a verse por siempre jamás. Celadón que se había hecho pastor para estar cerca de su amada se arroja a un río. Le dan por muerto, pero no es así porque unas ninfas bellísimas lo salvan y se lo llevan al castillo donde viven. Celadón que sólo piensa en Astrée huye de las ninfas enamoradizas hacia el bosque, donde un sacerdote druida tratará de aliviar su pena. Como Celadón no quiere romper su juramento, el druida, como mago que es, prepara una trampa que aunque engañe a la razón deshaga el maleficio: hará que Celadón se presente ante Astrée travestido de monja druida, su propia hermana. Astrée caerá enamorada ante la monja druida y así, por el torcido camino de lo que no es lo que parece ser, Astrée y Caladón volverán al amor.
De esta manera presenta Eric Rohmer, en su última película, la historia pastoril que Honoré d’Urfé concibió a comienzos del XVII.
Sana Klaric, una mujer de 27 años, y Adnan, de 32, iniciaron una relación amorosa a través de las palabras en Internet. Se conocían como Dulzura y Príncipe de
Así que un día decidieron encontrarse y hacer realidad su amor. Pero cuál no fue su sorpresa cuando al encontrarse vieron que a quien tenían delante eran la mujer o el marido que en la vida real les hacía la vida insoportable. Decidieron de inmediato divorciarse alegando como motivo el engaño matrimonial.
Lo cuenta este lunes el semanario serbio Zabavnik, que asegura que la pareja vivía en la ciudad central bosnia de Zenica.
1 comentario:
Hola a todos,
pues que conste que yo no me creo lo de Sana y Adnan... me parece muy improbable que hablando los dos por mail respecto de las desgracias de su vida conyugal... por mucho que añadieran imaginación y no dieran datos reales, es imposible que no hicieran cuentas que las broncas las tenían los mismos días a las mismas horas y por los mismos motivos... Claro que esta historia podría confirmarnos las diferentes caras de una persona: todo amor ante un desconocido/a al que se quiere impresionar y la misma persona mostrarse totalmente lo contrario con quien convive y a quien un día "se supone" amó. En fin.
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