jueves, 7 de junio de 2007

La Odisea, el poema de la hospitalidad

La Odisea es el poema de la hospitalidad. La condición del turista moderno es frecuentar hoteles y países más o menos lejanos, pero no la de encontrarse con la gente del lugar. Homero describe por el contrario un mundo, el del Mediterráneo, donde se acoge amablemente al viajero, incluso si aparece con las trazas del mendigo. Todo ello de acuerdo con un ritual: al huésped se le ofrece baño, vestidos nuevos y un banquete y sólo después se le pregunta por su nombre y de dónde viene. La historia que el huésped (xenos como huésped significa tanto el que acoge como el que es recibido) habrá de contar es la reciprocidad que de él se espera. Ulises aparece como un gran narrador. En los 13.000 versos de la Odisea se cuenta la vuelta a casa del héroe de la guerra de Troya, Ulises, el rey de Ítaca. Durante los 10 años de su largo periplo será huésped de distintos huéspedes. Algunos seguirán las reglas de la hospitalidad y otros se mostrarán hostiles y cada cual recibirá su paga. Néstor y Menéalo, acogiendo a Telémaco que busca a su padre, son ejemplo de generosa hospitalidad; los pretendientes abusando de la bondad de Penélope en su palacio, de hospitalidad forzada.

Ulises es un héroe cansado cuyo único empeño es tornar a casa y para ello emplea su astutainteligencia (que es lo que significa metis, frente a sofía). Pero será retenido por la ninfa Calipso o la maga Circe, ejemplos de hospitalidad interesada o excesiva, pues agasajan al héroe contra su voluntad, la primera durante 8 años, la segunda, uno, aunque sus intenciones sean amigables. Calipso le ofrece la inmortalidad a cambio de su amor, pero Ulises, héroe gestado en la época comercial de las colonias griegas, prefiere volver a casa. La maga Circe trasforma a sus compañeros en bestias y a petición del héroe les devuelve su humanidad.

Después del baño y los nuevos vestidos que Nausícaa ofrece a un Ulises rescatado del naufragio, oye éste, en el banquete, como el aedo canta la conquista de Troya gracias al caballo y se echa a llorar. Sólo entonces el padre de Nausícaa, el rey de los feacios, Alcínoo, le pregunta por qué llora y quién es. Entonces, en primera persona, cuenta Ulises sus 12 encuentros, en los cantos centrales del poema. Su asalto a la isla de los cicones, su experiencia con la planta de los lotófagos que hace que sus compañeros pierdan el deseo de regresar o la llegada a la isla de los cíclopes, donde el poco hospitalario Polifemo se merienda a sus compañeros. Ulises, que se hace pasar por Nadie, le dará su merecido castigo, clavándole una estaca de olivo en su único ojo.

En su afán por volver a casa vivita Ulises el reino de los muertos, el Hades, donde encuentra a sus compañeros de Troya, para preguntar a Tiresias por el camino que ha de seguir.

Disfrazado de mendigo y ciego, Ulises llega a Ítaca, donde discurren los últimos episodios. Un viejo esclavo, Eumeo, que en realidad es un príncipe al que la suerte le ha sido adversa, le recibe en su casa, mata un cerdo y le procura un lecho de hojas. Ulises, como en otras ocasiones le recompensa con una historia falsa. Ya en palacio se topa con los desagradables huéspedes, los pretendientes de Penélope. Ulises vence en la prueba de tensar el arco cuyo premio es casarse con Penélope y provoca la terrible matanza que los que abusan de la hospitalidad merecen. No sólo perecerán los pretendientes, también las 12 inocentes esclavas de los que aquellos abusaron. La Odisea, al contrario que el poema de guerra que es la Iliada, es una novela con final feliz, como el lector hasta hace poco esperaba de toda novela. La virtud logra el triunfo. Ulises tras superar sus pruebas ve cumplido su deseo de volver a casa. Aquiles, el héroe guerrero y egoísta, basó su fama en la fuerza, Ulises, que se preocupa por sus compañeros, aunque los va perdiendo por el camino, es el héroe moderno, que basa su fama en su astuta inteligencia.

A l'entorn d'Homer. L'Odissea: el poema de l'hospitalitat. Carlos García Gual. Caixaforum.

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