viernes, 8 de junio de 2007

Dignidad ofendida

Toda esta profusión de titulares y de declaraciones, todo ese torrente de palabras para ocultar la última humillación. ETA nos ha vuelto a ganar la partida. El gobierno de ZP debió haber dado por concluido el proceso después del bombazo de la T4 en Barajas, con dos muertos, y no lo hizo. Ahora 6 meses después ETA emite ese comunicado, diciendo que rompe la tregua, como si aquello hubiese sido un juego de niños con muertos de mentira.

Enfático y repetitivo concede ZP una entrevista a Iñaqui Gabilondo, al que trata de tú. Es insustancial como siempre, no dice nada, absolutamente (palabra que repite hasta el cansancio) nada responde a las preguntas más precisas. Sólo muestra una dignidad ofendida (se acoge patéticamente a su autoridad moral, a sus principios personales) impropia de un presidente de gobierno. Ofendido con ETA, claro, porque le ha humillado de ese modo, pero sobre todo con el PP porque no le ha respaldado, y esta acusación la hace una y otra vez, como si éste fuese el mensaje que quiere transmitir esta noche.

Ahora cabría hablar del gran error de ZP y de la responsabilidad política que debe asumir por ello. No debió iniciar un proceso de paz en solitario, desdeñando al principal partido de la oposición y a todos los ciudadanos que éste representa. Seguramente por ello no ha podido ir más lejos en la negociación; las multitudinarias manifestaciones antiterroristas han pesado mucho. No debía haber convertido ese tema en el asunto más importante, y casi único, de su legislatura, porque podía fracasar, como así ha sido, y porque regalaba a ETA un altavoz inusitado que los terroristas han aprovechado inmejorablemente. Debía haber pensado en un plan alternativo y parece no tenerlo; toda su fe estaba puesta en el proceso, lo que indica su inteligencia política. Debía haber hablado con claridad a los ciudadanos de lo que se proponía, y no negar las evidencias de que ETA se rearmaba (aquelarre de los encapuchados de Oyarzum; robo de las 350 pistolas en Francia), y no lo ha hecho. Debía haber sido contundente después del atentado de la T4 y no lo ha sido. Creo que lo mejor que nos podría suceder a todos es que este hombre desapareciese cuanto antes de la vida política española.

Desde luego, este párrafo del editorial de EP, de ayer, no está hecho para que este presidente lo ponga en práctica. “Ahora, tras la ruptura de la tregua, el único programa antiterrorista es el de la eficacia policial, la utilización de todos los medios del Estado de derecho y la movilización ciudadana. Y en el País Vasco en especial, es el momento de una reacción cívica contra ETA”. Es lo que siempre debió hacerse.

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Ahora hay que volver a mirar debajo del automóvil. (No todos, claro, por ejemplo, no lo hará toda esa gente que dice que el PP, o el Foro de Ermua, como yo he oído, viven mejor con la ETA matando).

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Sobre De Juana Chaos, dice el ex ministro y cristiano en ejercicio Bono, con la música de la procesión del Corpus de fondo, "el convencimiento de que, el día en que este asesino muera, las campanas de las gentes de bien no van a doblar, van a repicar, porque éste es un excremento de la especie humana".


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