
Si Shakespeare rescató a Ofelia de las brumas históricas para convertirla en el ideal de la mujer que enferma y muere de sentimiento, Elizabeth Eleanor Siddal fue una persona real muy próxima a nosotros, rescatada de una vulgar sombrerería londinense, hacia 1850, para ser la modelo preferida por los pintores y poetas de la Hermandad Prerrafaelita. Estos, inflamados por las leyendas medievales, decidieron vivir en un tiempo que no era el suyo, voluntariamente enajenados del presente. na época que valora más las imágenes que las palabras.
Gaspar Rossetti tampoco supo liberarse de las brumas del espíritu. Enterró bajo la larga cabellera pelirroja de su amada una agenda con los sonetos que le había compuesto. Pasó el tiempo, se dedicó, recluido, a la pintura y a la poesía, pero no sanó. Una leyenda, animada por Borges, quiere que el propio Rosseti, amparado por la noche, abriera la tumba y luego el féretro para recuperar los poemas. Los hechos son menos brumosos pero en ocasiones no menos dañinos. Hubo una petición y una autorización judicial y su amigo Charles Augustus Howell, sin la presencia de Rossetti, rescató el manuscrito enterrado legalmente. Howell, con tendencia a la broma, le contó que el cadáver estaba inmejorablemente conservado y su delicada belleza intacta.
Los poemas fueron publicados bajo el título The house of life; el libro, condenado por la crítica por su erotismo y Rossetti, obsesionado por la exhumación, vivió el resto de su vida entre alcohol y drogas. Abrumado por la culpa, también él, una década después, intentó suicidarse bebiendo una botella de láudano, pero otra vez los hechos no se ajustaron a lo que el mito esperaba y la muerte sólo lo visitó en 1882, veinte años después que a su amada Lizzie. De esta historia quedan pinturas, poemas, relatos y películas.
Et le Poète dit qu'aux rayons des étoiles
Tu viens chercher, la nuit, les fleurs que tu cueillis,
Et qu'il a vu sur l'eau, couchée en ses longs voiles,
La blanche Ophélia flotter, comme un grand lys.
Y así evoca Elizabeth Siddal la atmósfera de Ofelia en su poema A Year and a Day
The river ever running down
Between its grassy bed,The voices of a thousand birds
That clang above my head,
Shall bring to me a sadder dreamWhen this sad dream is dead.
1 comentario:
¿Gaspar Rosseti?. Demasiados carruseles deportivos en el cuerpo, amigo.
Buen artículo, de todas formas.
Un saludo
Publicar un comentario