

Frida Khalo sobrevivió a tres desgracias, la poliomielitis, un accidente de autobús, que le dejó graves secuelas y una turbulenta relación con Diego Rivera que le trastornó el alma por sus infidelidades. La polio le dejó la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda. El accidente le mantuvo alrededor de un año en la cama; tenía roturas en su columna vertebral, en los hombros y en las costillas, una pelvis astillada y daños en el pie. Tuvo que soportar más de 30 operaciones a lo largo de su vida y durante su convalecencia empezó a pintar. Con el muralista mexicano Diego Rivera se casó cuando tenía 22 años, 20 años mayor que ella, se divorció durante un año y se volvió a casar. De esa relación diría: "Sufrí dos graves accidentes en mi vida….Uno en el cual un tranvía me arrolló y el segundo fue Diego".
Con tales desgracias e imposibilitada para ser madre es lógico que se disparase algún resorte que limitara los daños y atemperase su fragilidad. Los resortes fueron varios, en primer lugar la pintura, sus cuadros están estrechamente ligados a su peripecia personal, el sufrimiento, su creencias, el ansia de maternidad; después su intensa vida emocional, no sólo con Diego Rivera; después el socialismo, o más precisamente la revolución que cumplía para ella una función de fijación y seguridad.
Mientras vivió engañó a todo el mundo diciendo que había nacido en 1910, porque ese año era el año de la revolución mexicana y ella siempre quiso ser la niña nacida de un México nuevo, marxista y revolucionario. En realidad, Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón, había nacido el 7 de julio de 1907. Rota la imagen que de sí misma quería, México celebra por todo lo alto su centenario cronológico, no el sentimental, con exposiciones, libros, obras de teatro.
En la marea de recuperación de mujeres que han dejado alguna huella en la historia, que acomete el feminismo, Frida Khalo, con sus pinturas, autorretratos y naturalezas muertas, deliberadamente ingenuas y llenas de colores y formas inspiradas en el folklore mexicano, se ha convertido en la mujer artista más cotizada del mercado. Sus familiares se aprovechan, han montado un mercadeo con cosas tales como gafas, muñecas y hasta un corsé italiano, por esos impactantes corsés que aparecen en muchos de sus autorretratos, en nombre de Frida Khalo.
Es curioso constatar cómo el paso del tiempo desbarata las creencias que un día fueron firmes. Frida Khalo, como muestra en este cuadro, creyó realmente que las convicciones políticas podrían liberarla - y con ella, también al resto de la humanidad - del dolor y el sufrimiento. Sus familiares convierten esas creencias en baratos productos de mercado.
1 comentario:
Una gran artista, Frida Kahlo.
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