La crítica ha tratado bien a esta película, obra maestra, grita alguno. Incluso hay quien ha escrito que representa un giro del genio de David Fincher, su director, autor de la rebuscada, esteticista y vacía Seven. Zodiac es mejor, pero no hay para tanto. Es una película esmerada, bien interpretada, y un estudio de caracteres a la americana, puro entretenimiento. Que se considere que la confección del guión, algo confuso, siguiendo los discontinuos trazos de la investigación policial sea una vuelta de tuerca en los thriller de asesinos o que la alternancia en el protagonismo entre el policía (por cierto, inspirador de Harry el sucio) y el dibujante escritor es una muestra novedosa de objetividad narrativa es exagerado. Podría ser original que en una pelí sobre un asesino en serie el final no sea cerrado, que el asesino no acabe entre rejas o que el guión ponga en primer plano la obsesión de un dibujante de periódico, pero es que eso fue lo que pasó en realidad. La peli es excesivamente larga para lo que ofrece, con una parte central algo aburrida; los guionistas no saben cómo enlazar el impasse en las pesquisas policiales con la reanudación del caso por parte del dibujante para confeccionar su libro (que da pie al guión), una década después.
Si la peli merece la pena verse es por dos asuntos colaterales. El primero, por el tipo que compone Robert Downey (¡que gran actor desaprovechado!), un periodista que se encarga del caso, pero que metido de lleno en las flores y drogas de los setenta acaba desquiciado. Cada vez que aparece en pantalla la peli cobra interés. El segundo motivo es una secuencia hitchokiana: el dibujante, persiguiendo a un hombre que supone culpable, en medio de la lluvia, a la manera de Psicosis, va a parar a una casa dónde se encuentra con un tipo que le enseña un sótano lóbrego y sus raras colecciones y al dibujante le entra el canguelo. Es un corto magistral en medio de la película, un gustazo que se da Fincher homenajeando al maestro del suspense.
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“La guerra de todos contra Hamás” titula el corresponsal de EP. Ese “todos”, aclara, se refiere a los “EE UU,
En el párrafo se nota la salivación: el Estado judío, presas del pánico, efecto contagioso. Estado judío, dice el corresponsal socialdemócrata, regurgitando su antisemitismo, listo para ser masticado. El artículo entero es una heroificación de Hamas y un desprecio hacia sus adversarios (En el cuerpo a cuerpo no hay color. Los curtidos guerrilleros de Hamás pelean a muerte, mientras muchos de sus rivales prefieren no acudir siquiera al llamamiento de sus mandos militares).
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Esta cita de Pascal Bruckner en El tema del traidor y del héroe, Félix de Azúa, El Periódico: "El Partido Socialista debe decidir entre morir para resucitar mejorado o agonizar en el culto del pensamiento muerto".
Depuis une trentaine d'années le conservatisme est passé peu à peu dans le camp de celle qui fait profession de le combattre : la gauche.
Merece la pena hacer el esfuerzo de leer entero el artículo de Bruckner.
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