Desde que Marcel Duchamp en 1917 presentara un urinario de porcelana de 60 cm de altura, bajo la firma de R. Mutt, como escultura en el Salón de la Sociedad de Artistas Independientes de Nueva York, muchos otros artistas han tratado de sorprender y provocar a un público burgués predispuesto con, por ejemplo, el caballo disecado con las patas estiradas, que cuelga del techo del Museo de Rívoli, la instalación de Damien Hirst con un animal troceado y conservado en formol, el 1969, el montaje que Jannis Kounellis realizó en Roma con doce caballos vivos o los cadáveres reales "plastinados", del doctor Gunther von Hagens, expuestos en Alemania en 1998. El burgués adinerado, asesorado por críticos
a la page y muy vivos marchantes, después de hacer un mohín desenfunda la cartera y compra la pieza o sufraga la exposición para, a la par de dárselas de moderno, desgravar convenientemente a hacienda. Es lo que ha sucedido ahora con la mierda (sic) del gran Piero Manzoni, que 44 años después de su muerte triunfa por todo lo alto vendiendo en una famosa tienda de subastas una cajita de mierda por 124.000 euros. “
Todo cambia en el arte cuando es tocado por Manzoni”, dice
ufana su página web.
El 12 de agosto de 1961, en ocasión de una exposición en la Galleria Pescetto de Albisola Marina, Piero Manzoni presentó por primera vez en público las cajitas de "Merda d’artista" ("contenido neto 30 gramos, conservada al natural, producida y enlatada en el mayo de 1961"). Fabricó 90 de esas cajitas (rigurosamente numeradas) y estableció que para su venta se tomase el valor corriente del oro.
El éxito fue inmediato, así que decidió que podía ofrecer su propio cuerpo como una obra de arte y sus vestigios como reliquias. Además de la Mierda de artista (vendida a peso de oro) ofreció almercado el Aliento de artista ("Fiato d'artista"), los globos inflados por el aliento vital del autor o el proyecto de la Sangre de artista ("Sangue d'artista").
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Los irlandeses lo tienen claro. Los partidos del verde país, el Fianna Fáil, el partido de los soldados de Irlanda, y el Fine Gael, el partido de la tribu de los irlandeses, nunca han dejado de ser nacionalistas, pero ninguno de los dos quiere saber nada del Sinn Fein, brazo político del IRA. ¿Por qué? "Porque han asesinado a mucha gente. ¿Hace falta una razón más clara que eso? Además, son un partido marxista con un programa económico que nosotros no podemos aceptar", explica Dermot Ahern, ministro de Exteriores del Gobierno saliente y potencial futuro líder del Fianna Fáil.
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"Uno de los aspectos más sorprendentes, pero menos comentados, de la situación actual es que, en buena parte,
quienes están emitiendo el discurso del PSOE fueron personas ajenas y contrarias al papel del PSOE en la Transición (...) Es llamativo que el portavoz parlamentario del Congreso, López Garrido –miembro de la ejecutiva-; el del Senado, Enrique Curiel; o el presidente de la Fundación Alternativas (único laboratorio de ideas que parece existir alrededor del PSOE), Nicolás Sartorius, todos ellos personas con peso determinante la articulación y
emisión del discurso del PSOE actual, sean personas procedentes del PCE e IU y que en su momento manifestaran una abierta hostilidad hacia el PSOE. Estuvieron frontalmente en contra del PSOE en los años 80: estuvieron en contra de la permanencia de España en la OTAN, no compartieron ni de lejos la estrategia del PSOE. Si por ellos hubiera sido España estaría todavía en el movimiento de no alineados y estaríamos haciendo experimentos augestionarios. Ese camino fue descartado felizmente por la sociedad española, que optó por un modelo socialdemócrata bastante clásico que protagonizó el PSOE".
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