La productora de la película La vida de los otros, por motivos seguramente comerciales y de prestigio, hace llegar ahora a los colegios un cuadernillo, lujosamente ilustrado, en el que invita a profes y alumnos a ver la peli y reflexionar sobre la antigua sociedad comunista alemana. El debate, y con él la peli, llega muy tarde, como suelen suceder estas cosas, cuando el tema ya no tiene mordiente: ya no quedan ni profes ni sociedades comunistas, ya no hay riesgo alguno en hablar de ello, pero tampoco, que es lo grave, capacidad para despertar las mentes adolescentes. Para desgracia de todos, ese criterio pedagógico de llevar entre algodones a los adolescentes se ha trasladado a la sociedad entera, desde que nuestros políticos son gente como ZP o Segolène Royal. La ideología blanda, o el pensamiento Alicia del que habla el pofesor Bueno, nos protege contra la libertad de pensamiento y hace de nuestras sociedades patios de instituto, protegidos de todo mal.
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Juan Cruz hace una entrevista a Maruja Torres en la que, como en la matanza del cerdo, todo es aprovechable, de la jeta al rabo. Dice esta superferolítica superreportera, representante eximia de la forma de vida y pensamiento progre, más pensamiento Alicia, pues, que “Barcelona es mi esposa y Beirut se ha convertido en mi amante”. Y explica por qué le mola tanto Beirut. 1, “Me cansé de mis paseos por el ensanche, de mis dry martini con cuatro amigos” y 2, “Antes tenía pasión por Chile, pero ahora es un país normalizado”. Así que ¿dónde encontrar emociones fuertes? En Beirut, claro está, porque “te da lecciones de horror” y “porque tenemos un nivel de vida ¡que te permite crear puestos de trabajo! Y darte el gusto de tener una profesora de árabe”, sin crearte mala conciencia, dice. Esta frase me ha dejado patidifuso, de antología: “De repente se me cruzó la idea –habla del último libro que ha escrito, La amante en guerra- de situar en medio del drama a un muchacho que puede tener la edad de un aborto mío. En el libro vamos juntos, perdidos en medio de Beirut, convertidos en personajes de ficción”. Eso dice de sí misma, personaje de ficción. También dice “Nunca he sido objetiva, pero creo que mi subjetividad es muy honesta”. Si alguien quiere el despiece completo, aquí está.
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