sábado, 10 de febrero de 2007

Demagogia o valor

Hay una regla de oro para detectar a los mentirosos o cobardes o acomodaticios que dicen estar comprometidos son la solución de los problemas del mundo. La del kilómetro sentimental. Dan su alma, pero no más, por las injusticias alejadas en el tiempo y en el espacio del lugar en que viven, pero están ciegos con las que se perpetran junto a su casa. Es lo que le pasa a la ONU con el cambio climático, se preocupa por lo que está allá en el cielo, y lejos en el tiempo, fantasma que seguro le reporta atención y popularidad entre la buena gente, a cambio de no ver lo que está a ras de suelo. De ese modo, supongo, quiere que olvidemos sus espectaculares fracasos aquí en la tierra. Es lo que dice Vicente Verdú en este revelador artículo en El País: Su catastrófica predicción del porvenir (la de la ONU) no procura tanto la visión del futuro como desvía la atención de las injusticias presentes, la exclusión social, los genocidios tribales, el tráfico de personas, las maniobras del crimen organizado, el peligro nuclear o la guerra preventiva permanente, gotas de agua si se comparan con el presagio de las tormentas gigantescas.

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Qué envidia de los intelectuales franceses, raudos para sublevarse contra la injusticia o la necedad, como contraste con nuestros silenciosos creadores de opinión ocupados en la banalidad. "El silencio es la victoria de los extremistas", dicen en una carta al diario Liberation, para apoyar al redactor jefe de France Soir, despedido por su director y a Charlie Hebdo, procesado judicialmente por haber publicado unas caricaturas de Mahoma. El semanario satírico fue denunciado pos la gran Mezquita de París y otras organizaciones islámicas francesas.
La carta dice no entender como se puede perseguir por "injurias" una portada en la que se representa a un Mahoma desbordado por integristas, a los que desautoriza ("es duro ser amado por capullos"), cuando lo que Cabu, el humosita de Charlie Hebdo, pretende con ella es "precisamente mostrar a un Mahoma que no se solidariza con los integristas". Esto desata la "confusión", sobre todo porque la demanda se realiza contra "un periódico que combate desde siempre tanto el racismo como el integrismo". Y añade: "Nosotros rechazamos esta amalgama, facilitada por la utilización abusiva de la palabra islamofobia, consistente en confundir la crítica legítima del extremismo y el terrorismo que instrumentaliza los símbolos del islam con el racismo hacia individuos de religión musulmana".

Recuerdo la tristeza que me produjo la mudez aquellos días de los caricatos españoles, casos de Forges y de Máximo en El País, y de los intelectuales, salvo honrosas excepciones. Si su silencio se hubiese generalizado en Europa, como dice la carta, habría firmado la victoria de los extremistas. La carta está firmada entre otros por la escritora Taslima Nasrin; el secretario general de la Asociación de Musulmanes Demócratas Daneses, Ibrahim Ramadan; Claude Lanzmann y el comité de redacción de Temps Modernes; el filósofo Bernard-Henri Lévy y otros.

Hay que recordar también lo que le sucedió, tras los atentados del 11-S, a Oriana Fallaci (1929-2006) cuando escribió El orgullo y la rabia, en el que denunciaba el fanatismo islámico y lo comparaba con el nazismo. Por sus afirmaciones en el libro fue juzgada en Francia por racismo y xenofobia. Y un tribunal suizo pidió al Gobierno italiano la extradición de la escritora bajo las mismas acusaciones. En Italia, un fiscal solicitó también su procesamiento por "vilipendiar al islam".

Nota al pie. 1. El llamado Consejo de la Juventud de Euskal Herria denunció el pasado jueves en la Cámara vasca la sentencia que declara terrorista a Segi, pero se negó a opinar sobre el atentado de Barajas porque las víctimas no eran vascas.

2. El Ayuntamiento de Lleida ha decidido retirar la medalla de oro de la ciudad que le fue concedida a Franco en 1941. O sea, 32 años después de la muerte del dictador.

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