domingo, 14 de enero de 2007

Leer, ¿es sólo leer libros?

“Leer será en el futuro un acto de rebeldía”, dice un hombre que ha convertido el hablar de los libros en su profesión. Escribe y da charlas sobre ello. Hasta tal punto le va bien que ha construido su casa y su biblioteca en una colina sobre el Loira, en una antigua propiedad de la Iglesia.

Me falta espacio para comentar cada una de las tonterías que dice o le hace decir la entrevistadora. He aquí una muestra:

“Manguel hace notar cómo se oye el silencio”. “En este lugar épico”, dice la devota que transcribe, para indicar el lugar dónde este hombre practica su fetichismo, guarda “un retrato real del imaginario narrador del Quijote Cide Hamete Benengeli”. “La literatura (…) requiere lentitud, requiere que te detengas, que reflexiones, que nunca alcances una conclusión”. “En la sociedad actual es como si fuésemos misioneros de una religión en la que la iglesia central ya no cree”. “Los libros nunca se han llevado bien con el poder”. “En el futuro, leer será no sólo un acto de rebeldía, sino también un acto de supervivencia”, “Ya estamos al borde de la catástrofe porque hemos destruido el mundo natural y ahora estamos haciendo todo lo posible para destruir el mundo intelectual. Hay que actuar ahora. Pero ahora quiere decir hoy". “De lo que sí estoy convencido es que a cada uno de nosotros hay un libro que nos espera. En algún lugar de la biblioteca hay una página que ha sido escrita para nosotros".

Con ese aire de atormentado bon vivant que tantas veces hemos visto, no hay más que ver la foto, aprovecha la hospitalidad de El País a toda página para seguir viviendo del cuento.

Nada de lo que defiende se sostiene. Nunca se ha leído tanto como ahora, por número de personas y por número de horas por persona. La edición de libros no está en regresión, sino que cada año se editan más y más libros, y en todos los países. Pero lo más importante no es eso. Junto al libro están apareciendo otras formas de lectura más dinámicas, más cómodas, que estimulan mucho más la mente, ofreciendo posibilidades inesperadas. Nunca como ahora la memoria de la humanidad ha estado al alcance de más gente, nunca las culturas han estado más próximas, nunca la interrelación entre personas de diferentes lugares, edades y condiciones ha sido más fluida. La gama de posibilidades que ofrecen los medios electrónicos es casi infinita y la libertad de expresión, creatividad y comunicación está al alcance de quien quiera ejercitarlas. En algo tiene razón, en eso de que los libros nunca se han llevado bien con el poder, pero con el poder que a él le gustaría ejercer, el de aquellos antiguos mandarines de la cultura que han pasado a mejor vida.

No hay comentarios: