jueves, 11 de enero de 2007

Problemas, ensoñaciones y falsos problemas

El sueño de Aznar fue pasar a la historia como el político que devolvió a España el papel de potencia internacional. El de Zp, pasar a la historia como el héroe de la paz. Los seguidores del primero nunca verán la pompa y circunstancia de las Azores, aquel inútil coraje. Los del segundo no se reirán del ridículo de la Alianza de Civilizaciones, aunque quizá se avergüencen en privado. Ambos han derrochados energías por causas secundarias, energías perdidas para afrontar los verdaderos problemas de este país.

Creo que existe la posibilidad de una tercera posición, la de aquellos que llaman a los problemas por su nombre y no enfocan los asuntos desde un casi exclusivo punto de vista electoral.

Para mí, cuatro asuntos debieran reclamar la atención de los políticos. Cada uno de ellos tiene asociado un problema, en algunos casos difícil de dilucidar por arrastrar cargas morales o prejuicios ideológicos, a los que habrá que buscar solución.

  1. El envejecimiento de la población y la dependencia de los viejos
  2. El problema de la vivienda y la corrupción urbanística
  3. La inmigración y la integración de individuos con diferentes culturas.
  4. La cuestión energética y el cambio climático.

Junto a esos asuntos hay un falso problema con el que los grandes y los pequeños partidos juegan con la intención de perpetuarse en el poder, conseguirlo si no lo tienen o arañarlo para las élites locales.

  1. La reorganización territorial y el problema del terrorismo.

A todos estos asuntos hay que sumergirlos en una cubitera para que se enfríen adecuadamente, antes de poder hincar el diente en su rocosa superficie o de despachar con un alfilerazo su hinchazón.

Notas al pie. 1. Una divertida especulación.

2. La posibilidad de que fructifique la tercera España.

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