martes, 8 de julio de 2025

Amal

 


La película belga Amal (2023) presenta un instituto de un barrio de Bruselas como un campo de batalla: la libertad de expresión contra la intolerancia. A un lado la profesora de francés y la gran literatura, al otro el profesor de religión y sus textos. Los soldados son los adolescentes. Ambos equipos son musulmanes aunque el terreno de juego lo ofrece la laica Bélgica: la mayor parte de actores, director y guionista hablan desde la cultura musulmana (y en parte árabe), en la que caben los dos equipos. Si hablo de campo de batalla es porque se utilizan todas las armas de combate, las psicológicas y las físicas: las formales de las clases en el instituto y las informales de las asociaciones y grupos de presión; los anónimos y las redes sociales; los insultos, las vejaciones, las amenazas. La tesis de la película es que las guerras que comienzan siendo culturales acaban con sangre.


A un lado estaría la libertad y al otro la coerción grupal. Creíamos que en Europa esa batalla ya se había librado con un claro ganador. Europa se ha construido sobre la libertad de expresión y pensamiento, sobre el ejercicio de la autonomía propia. La historia nos demuestra que no se detiene cuando encuentra un punto de equilibrio. La libertad tiene consecuencias: el parón demográfico europeo está siendo compensado por la llegada de inmigrantes de otras culturas que tardan en comprender el modus vivendi de la sociedad a la que llegan. Es difícil de modificar el modelo de mundo que uno ha adquirido en sus años jóvenes, se necesita tiempo. 


El choque cultural se vive en las periferias, allí donde los europeos viejos no entran y de donde la clase media que ha podido huir lo ha hecho. De momento lo que en ellas sucede llega a las portadas como sucesos. Los radicales encuentran en la degradación de la vida gasolina para sus acciones y control social. El Estado las encapsula con policía y subvenciones, que es la fórmula con la que la vieja socialdemocracia ha intentado durante décadas solucionar los problemas, sin garantizar a los humildes una vida propia. En algún momento será desbordado.

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