¿Te
has dado cuenta de que cada día al abrir los ojos inicias un nuevo viaje por el
espacio aferrado a un tiempo que te va desagregando? Mira qué diferente la luz
de la mañana a la del atardecer, cómo cambia tu cuerpo, las sensaciones que
experimentas: la plenitud de la mañana, la modorra de la primera hora de la
tarde, el suave mecerte en las horas vespertinas. El día es un viaje completo
que se te ofrece gratuitamente, un escenario diferente cada día para que te
sitúes como la figura principal y lo animes. Saca, si puedes, a bailar contigo
sobre las tablas a una compañera, a un amigo, y verás como la zozobra
desaparece y se encienden las luces del atardecer para que quemes los rescoldos
del día y te adentres en compañía en los misterios de la noche, antes de caer
rendido y empezar con renovadas fuerzas el nuevo viaje que te espera mañana.
Presta
atención. Los días de la semana están puestos ahí para que con diferentes
ropajes, sonoridades y olores -si te entregas a las caricias del tacto es un
día excepcional - se te aparezcan distintos y el viajero que tú eres se pueda
disfrazar de distintos personajes. Si lo piensas, cada día es un viaje distinto
porque el escenario lo es, pero tú no eres el mismo de ayer, tampoco el de
mañana. El tiempo y el espacio entrelazados viajan juntos, te arrastran
cada día con velocidad distinta, por una atmósfera que va cambiando
imperceptible, violenta a veces, de modo que, aunque reconocible, nada sea
igual al viaje que ayer emprendiste y acabó. Eres otro cada día. Si no
disfrutas, si no vives con la intensidad que deberías estás desperdiciando la
vida que se te dio para que la vivas con plenitud.
El
día amanecía con un velo blanco sobre el herbazal, los setos y los árboles
semidesnudos. El paisaje silencioso. Luego, la luz se ha mantenido entre los
azules y grises del cielo esponjoso. Ahora una capita de luz solar, la nieve ya
desaparecida, cubre mendicante el cerro de enfrente, tan menesterosa que no
dura más que un parpadeo. Este es el día más corto del año o quizá fue ayer,
tanto da, porque para ti será uno de los capítulos de tu aventura que quizá se
quede sin narrar. Entonces, será uno de tus días más pobres.


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