miércoles, 10 de diciembre de 2025

Dominio, de Tom Holland. Citas

 


 

Sobre Spinoza

A diferencia de Moisés o de los profetas, el de Tarso había adoptado los métodos de un filósofo: había debatido con sus oponentes y sometido sus enseñanzas al juicio de otros. La crítica de Spinoza al judaísmo, por mucho que se vistiera con un tono de distancia académica, era, a todas luces, cristiana. Admiraba a Pablo tanto como lo había hecho Lutero; lo consideraba el apóstol que había llevado a toda la humanidad las buenas nuevas de que los mandamientos de Dios estaban escritos en sus corazones. 

 

Spinoza mantenía este tono de asombro. Identificaba la libertad - la causa que valoraba por encima de todas las demás y a la que había dedica toda su carrera - directamente con «el espíritu de Cristo». 

 

 Cuando los cuáqueros predicaban que era la luz interior lo que permitía conocer la verdad y los colegiantes, que era Cristo, ambas comunidades allanaron el camino para Spinoza. Todos ellos, confiaran en el Espíritu Santo o en la razón, o en ambos, habían soñado con la resolución de las disputas sectarias para siempre, y todos ellos habían fracasado.

 

Sobre Diderot 

 

Aunque era ateo, Diderot era demasiado honesto como para no reconocer cuál era la respuesta más probable. “Si hubiera un Cristo, os aseguro que Voltaire estaría entre los salvados”.

 

Sobre la Revolución Francesa 

 

 ¿No era la libertad que proclamaba la Revolución la misma que había proclamado Pablo? «Vosotros, hermanos, fuisteis llamados a ser libres». Este, en agosto de 1789, había sido el texto leído en el funeral por los hombres que, un mes antes, habían perecido en el asalto a la Bastilla, la gran fortaleza de París que había brindado a la monarquía francesa su prisión más intimidante. 

 

La Vendée

 

«Matadlos a todos. Dios reconocerá a los suyos»: esa había sido la orden que, según se contaba, había dado el legado papal ante las murallas de Béziers. El general enviado a pacificar la Vendée a principios de 1794 dio a sus tropas instrucciones de atravesar «con la bayoneta a cuantos habitantes os encontréis. Sé que puede haber unos pocos patriotas en esta región, pero no importa: debemos sacrificarlos a todos». Como consecuencia, un tercio de la población de la región moriría: unos doscientos cincuenta mil civiles. Mientras tanto, en la capital, la ejecución de los condenados como enemigos del pueblo estaba siendo retratada por el terror revolucionario en tonos que evocaban claramente a las Escrituras. El bien y el mal se enfrentaban en la batalla definitiva.

 

 

El islam, que tradicionalmente había significado para aquellos que lo practicaban una mera actividad de sumisión, debía moldearse, rehacerse y transformarse en algo muy distinto; aunque, por supuesto, este no era un proceso que hubiera empezado en 2015. Durante un siglo y medio, desde el apogeo del colonialismo europeo, se había acelerado. Su progreso podía medirse por el número de musulmanes en el mundo que aceptaban que las leyes escritas por humanos estaban por encima de las leyes de Dios; que la misión de Mahoma había sido religiosa y no política, y que la relación de los creyentes con su fe era, esencialmente, algo privado y personal.

 

Feministas blancas 

 

Cuando, en octubre de 2017, las líderes de la Marcha de las Mujeres organizaron una convención en Detroit, un panel de conferenciantes en particular no dio abasto para atender a todos los que querían asistir. «Frente a la mujer blanca» ofrecía a las feministas blancas la oportunidad de reconocer su privilegio, confesar sus pecados y conseguir la absolución. Era la oportunidad para que las ricas y las educadas abrieran los ojos, para que miraran de frente a la injusticia, para que despertaran de verdad. Solo a través del arrepentimiento se obtendría la salvación.

 


¿Por qué el cristianismo vuelve? Los domingos, Lux de Rosalía, Ayaan Hirsi Ali lo explica aquí.

 

Hay que recordar el mensaje de Pablo de Tarso:

 "Ya no hay judío, ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús". (Pablo en Gálatas).

 Toda ley alcanza su plenitud en este solo precepto: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo".


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