El deseo es un misterio y
el sexo su funeral
En el empeño de ponerse en el lugar de la mujer (mansplaining),
Paolo Sorrentino ha hecho con Parthenope el positivo de Pobres
criaturas. Cómo mira el hombre a la mujer. Cómo ve la mujer la mirada del
hombre. Aunque tanto en una como en otra película los guionistas y directores
son hombres. En este último capítulo Sorrentino vuelve a la belleza del cuerpo
femenino en el contexto de la belleza contextual de Nápoles. No en vano, el
origen mitológico de Nápoles remite a la sirena Parthenope que, tras fracasar
en su intento de seducir a Odiseo, se arrojó al mar y llegó a las costas donde
se fundó la ciudad.
Celeste Dalla Porta - la actriz que representa la
belleza femenina - no ofrece un cuerpo sensual al estilo de las grandes madonas
italianas (Sofía, Gina, Claudia o Mónica), sino abstracto, lo que conviene a la
reflexión de Sorrentino sobre el cuerpo y el alma de la mujer. A Sorrentino, al
igual que al espectador, como a cualquier hombre, le perturba la belleza
femenina. Teme y desea. Para exorcizar el temor y el deseo se pregunta,
preguntamos a la belleza, ¿En qué estás pensando?, sin esperar
respuesta, pues intuimos que tras la belleza no hay nada. Queremos leer su
mente tratando de desarmar el misterio que nos perturba.
Como en la película de Lanthimos, su diva recorre los
variados escenarios por donde le llevan las expectativas de su belleza - La
belleza al igual que la guerra abre todas las puertas -: el romántico y
desdichado amor juvenil, el comprometido, el de diva cinematográfica, la
amistad improductiva con un gay - John Cheever aparece como personaje -, el de
la conquista de un mafioso o la encarnación de una santa. Por contraste, la
prota quiere hacer carrera académica. Precisamente, en la disciplina apropiada,
la antropología. Pero qué es la antropología, pregunta de continuo la diva o ex
diva a su tutor, que no sabemos si la promociona por su belleza o por su alma.
Con la antropología pasa algo parecido a la belleza femenina: no se sabe qué
es.
Y, tras sus frustrantes experiencias, la prota hará
una vida de profesora de antropología. Su perturbadora belleza pasa por ella
como una capa que los demás temen y usan.
Con esta película pasa algo parecido a lo que sucede
con la de Lanthimos: está la reflexión y las sensaciones, pero el espectador no
sabe dónde le conducen.
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