miércoles, 5 de febrero de 2025

Visión bizca

 


A mis amigos, a mis primos, a Javi y Blanca, a Gauden, a Ricardo y a Ignacio, a tantos cuya mención hundiría en un mar de reproches y en un océano de irritación.

Hubo tiempos, no sé si llegó a ser una moda, que personajes famosos lucían un parche sobre uno de sus ojos, puede que por coquetería o por excentricidad, acaso por haberlo perdido, luciendo una personalidad diferenciada. En la España barroca lució el parche la duquesa de Éboli. Más modernamente, James Joyce lo llevó, también Jon Ford, Raoul Walsh, Fritz Lang, Nicholas Ray o Sam Fuller, todo un distintivo entre los directores de cine clásico.

No sé si lo mostraban en toda ocasión o solo en público. Tampoco si eran tuertos de verdad o lo simulaban. En todo caso, algunos estaban renunciando voluntariamente a la visión estereoscópica que nos permite la simetría binocular. Cada ojo recibe una información distinta de las cosas que ve. La visión binocular integra en una sola imagen esa información separada. Por ello no tiene sentido amputar la mitad de nuestra visión, reducir a la mitad nuestra percepción del mundo. Y, sin embargo, es lo que la mayor parte de la gente hace. Unos se tapan el ojo izquierdo, otros el derecho.

Durante la mayor parte del tiempo, si no toda la vida, casi las dos mitades de la población, una ciega por la derecha y otra ciega por la izquierda, renuncian a la cabal comprensión de la realidad. En su desquicio tratan de tuerta a la otra parte y toman como ofensa que les adviertan de sus puntos ciegos. Por su voluntaria amputación ven distorsionadas las cosas, oscuro lo que está claro y luz cegadora donde no la hay.

En algún momento de sus vidas hicieron juramento de fidelidad ante la Santa Biblia o ante los dos tomos del Capital, ahora, revisados los textos sagrados, están atravesando un fanatismo difícil de explicar, pues los textos que han sustituido a las grandes obras son menores y sus actuales sacerdotes son más mendaces, más inútiles y corruptos que nunca.

Dentro de la fauna que espera la llegada del paraíso, sea terrestre o angelical, hay una criatura singular, la que ha decidido medioamputarse los dos ojos, sustituida la visión directa por unas gafas binoculares que le dan una visión delirante de la realidad teñida al mismo tiempo de rojo y de azul.

 


No hay comentarios: