lunes, 3 de febrero de 2025

Memory

 

 


¿Es el dolor consustancial a nuestra condición, el tapiz de fondo del que emergen nuestras acciones y nuestros momentos de alegría, pero al que volvemos como el pez que saca la cabeza fuera del agua o salta para volver a caer? Puede que durante años no percibamos su existencia o que lo asociemos a algunos momentos pasajeros de infelicidad o puede que creamos que nosotros nos libraremos, que son otras personas, a quienes compadecemos, las que han caído en ese estado. Eso parece mostrarnos la película Memory (Movistar).

La película está hecha para que brote en nosotros la compasión hacia sus dos protagonistas, excelentemente interpretados por Jessica Chastain y Peter Sarsgaard. La primera está sumida desde la infancia en un pozo de tristeza. El segundo está empezando a caer en él. Pero si el dolor está asociado a la temporalidad y materialidad de nuestros cuerpos, sometidos como los electrodomésticos de nuestras casas a una obsolescencia programada, en su caso hay un dolor añadido, el que procede de la convivencia insana con los allegados. Lo que sufrió el personaje de Jessica Chastain nos recuerda historias recientes como la de la hija de Alice Munro o de tantas escritoras que lo han dejado por escrito. El de Peter Sarsgaard tiene que ver con la desconsideración o maltrato que sufren algunas personas con algún tipo de discapacidad, en un caso el comienzo de lo demencia.

La compasión es gratuita, apenas exige unas lágrimas, un momento de entrañamiento pronto olvidado. La vida sigue tras un breve receso, enseguida deja atrás a los sufrientes. Contemplar el dolor y la infelicidad de continuo se hace insoportable. Así que el guion para retenernos traza una historia de amor imposible entre ambos personajes: muy bien contada en la primera mitad y en exceso melodramática en la segunda. La película se corta abruptamente cuando ambos deciden que vivirán en un abrazo, dejando a nuestra imaginación la continuidad.

 


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