jueves, 7 de noviembre de 2024

Militantes

 



Era un domingo de hace dos semanas, pasábamos por un barrio 'bien' de Madrid. Nos llamaron la atención las dos torres que sobresalían por encima de los edificios. Vamos a ver esa iglesia. Entramos. Techos altos, amplia, luminosa. La Iglesia estaba llena, en silencio. El cura con voz pausada, masculina, amplificada, alentaba a sus fieles en el sermón. Lo que hacían estaba bien, esperaba que siguiesen siendo virtuosos. Sentados, atentos, sin apenas moverse, salvo un padre que sacaba a un niño para que llorase fuera, atendían al sermón reconfortados. B. me dijo, Parece un ejército. Y así era, un ejército a la espera de ser llamado para ponerse en marcha.


Les ha llegado la ocasión. Leo artículos en la prensa que felicitan a los jóvenes autorganizados que han llegado a Valencia para rescatarla de las aguas embarradas. Les mueve la fe. Pertenecen a organizaciones cristianas, algunos, a políticas, otros, o a ambas. También he visto a una asociación musulmana repartiendo alimentos y agua. Supongo que también habrá muchos otros no adscritos. En los barrios populares de Valencia, en los pueblos anegados por la riada les felicitan. Eso he leído. El Estado dubitativo y lento, quizá partidístamente interesado, ha dejado un hueco y ellos lo han ocupado.


Se han comentado estos días los libros que escribieron JD Vance, el que será vicepresidente con Trump, Hillbilly, una elegía rural, y el que escribió Didier Eribon, niño brillante de la cuadra de Michel Foucault, Regreso a Reims, donde cuentan cómo sus familias obreras o campesinas dejaron de votar a la izquierda al sentirse abandonados o ninguneados para votar a la derecha, republicanos de Trump o derechistas de Le Pen.


El Parlamento no anuló la convocatoria, el día de la riada, que se repartía un botín (11 puestos en un inoperante consejo de RTVE); los cargos públicos discutieron quién debía poner en marcha la UME, si el gobierno o la administración autonómica; se culpabilizan sobre el sistema de alertas; llegaron tarde al rescate, al desentierro de los cadáveres, a ayudar a quienes lo han perdido todo o siguen sin luz y sin agua. Todo es tan obsceno.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Jo! Vaya tufo!