jueves, 10 de octubre de 2024

Alba Iulia

 


La aguja roja sobre la torre blanca de la catedral saluda al día barroco de Sibiu. Un cielo entelarañado parece que impedirá que sea brillante.




Iniciamos la ruta en Sibiel, pueblo al que da nombre el río por el que ascendemos unos pocos kilómetros hasta el Santuario de la Trinidad, con dos iglesias. La primera, recuerdo de la primitiva de madera que fue destruida por mandato de los habsburgo austriacos. De la otra, más moderna, el pope está tan poco orgulloso que no quiere que saquemos fotos. Ante los iconos y las pinturas de la primera se extiende satisfecho en la historia del lugar y de Transilvania, orgulloso de que los creyentes plantasen cara y salvasen la ortodoxia de su fe frente a los invasores austrohúngaros. 




La primera noticia que se tiene del lugar es de 1506. Ahora es un monasterio de montaña. Un bonito lugar al que merece la pena acercarse para disfrutar del entorno. Un poco más abajo hay un restaurante con cafetería y un hotel. La luz es tan perfecta que nos hacemos fotos para recordar.




En el camino de bajada aparecen restos de la Rumanía que yo conocí en el 2004: un pozo artesiano del que mediante una rueda de mano una campesina saca agua, gansos curiosos, gatos que se asoman por la gatera, un pequeño santuario pintado por dentro y por fuera, siguiendo la costumbre rumana de pintar en exteriores y hasta sírfidos libando, suspendidos en el aire, sobre unas florecillas entre rosa y morado.




Alba Iulia, a orillas del río Mureș, del tamaño de Ávila, es una ciudad amurallada en forma de estrella, con bastiones al estilo del ingeniero francés Vauban. La Fortaleza Alba Carolina, que así se la conoce, fue construida a principios del siglo XVIII como defensa contra el Imperio Otomano. Por aquí pasaron romanos -fue campamento romano de la XIII Legio Gemina- húngaros y sajones. 




En diciembre de 1918, Alba Iulia fue sede de la Gran Asamblea Nacional de Rumania que unía Valaquia y Moldavia con Transilvania. Es, por tanto la capital mítica de los que añoran la Gran Rumanía. En 1922 , aquí se coronó rey de esa Gran Rumanía, Fernando I con su consorte María, a quién vimos fotografiada y en vídeo en el castillo de Bran.




El interior de la fortaleza está la ciudad monumental de Alba y Iulia. Todo recuerda el momento de la unión: la biblioteca, el archivo, la universidad, una gran puerta llena de símbolos de la historia común del país y un obelisco. Impresiona la alta nave central de la Catedral Católica de San Miguel, de estilo románico tardío - para muchos rumanos su principal monumento arquitectónico-, de la misma época que la Catedral de Notre-Dame, construida entre 1247-1291. Junto a la católica, los rumanos elevaron una catedral ortodoxa, en 1922. 


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