lunes, 1 de julio de 2024

Duruelo

 


Hemos venido a hacer una ruta en bici por el Duero, por la senda del Duero que nace en el Urbión y desemboca en Oporto, y sin embargo hemos terminado haciendo una ruta a pie, con calzado y ropa inadecuados, remontando el río aunque sabíamos que no íbamos a llegar hasta la fuente. Hemos comenzado esta mañana temprano en Burgos. La mitad de la ruta la hemos hecho por la Ruta Verde del ferrocarril Santander Mediterráneo hasta Cascajares. 




La segunda parte, equivalente más o menos en kilómetros, nos ha llevado desde Barbadillo del Mercado -con una parada para el cafetito- por los pueblos serranos: Salas, Palacios, Quintanar -otra parada para contemplar la sierra desde el mirador de la plaza-, Regumiel y Duruelo, ya en Soria. Hemos llegado a tiempo para comer en casa Rómulo, donde nos alojamos. La comida bien presentada aunque algo escasa, más una breve siesta.

 



Ha sido entonces cuando un Ani entusiasmado ha dicho, por qué no subimos a buscar el nacimiento del río. No en bici, que ya estaban guardadas, sino caminando. No tenemos otro calzado que las botas de la bici y una chanclas. Y allá que nos hemos ido con las primeras. Hemos subido por en medio de los pinares evitando los caminos. Estos días ha llovido mucho en esta zona pero no hemos encontrado zonas encharcadas, el suelo se ha tragado el agua. En realidad, nuestra intención más que el nacimiento del Duero, a unos 10 km, era buscar el mirador y las cascadas de castroviejo. 




Por el camino hemos topado con un rebaño de churras tintadas de azul y un pastor que tenía ganas de hablar. Parece que después del esquilado se tinta de azul a las ovejas en las partes donde pueden ser atacadas por insectos. Otra cosa que he aprendido es que las ovejas tienen dos partos anuales, uno por enero y otro después del verano. 




La temperatura ha sido muy agradable durante todo el día, con un poco de viento, a veces de costado favorable y a veces de cara. Castroviejo no está a más de cinco kilómetros de Duruelo. La subida,sobre todo en las zonas con piedras, empezaba a resultar incómoda. Íbamos remontando y el pueblo no aparecía. Por fin hemos visto el mirador: una plataforma metálica sobre una roca, pero para llegar debíamos pasar por un barranco rocoso. Hemos renunciado a las cascadas y al nacimiento del río. Por el medio hemos visto la necrópolis de Revenga y al finalizar la tarde la de Duruelo.



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