miércoles, 3 de julio de 2024

De Berlanga a Aranda

 



Uno oye o lee 'senda del Duero' y le entra la risa tonta. Son contados los tramos en que realmente existe esa senda. La mayor parte son caminos o pequeñas carreteras locales que siguen el curso del río, aunque a veces hay que apartarse cuando el río se hunde y el terreno se eleva en riscos o peñas. La primera sorpresa de la mañana ha sido la elevada iglesia de Aguilera con su hermoso atrio y capiteles románicos.




Como el castillo de Gormaz ya lo conocíamos de cuando hicimos la Ruta del Cid, hemos decidido verlo desde el propio río Duero, abajo, desde donde se contempla una maravillosa vista. Hemos evitado una buena subida y recorrido un buen tramo por la ribera del río. Tampoco hemos pasado por Burgo de Osma, que ya hemos conocíamos de otras veces, optando por un camino interior con subebajas exigentes, hasta llegar a San Esteban de Gormaz. 




No podíamos abandonar Soria sin probar los torreznos. En San Esteban nos han servido una generosa ración. A partir de ahí hemos serpenteado por caminos que se juntan al río hasta llegar a Langa del Duero, su bonito puente, iglesia y torreón. Entonces hemos bajado a la famosa senda del río Duero, que hemos recorrido a tramos saliendo de vez en cuando para hacer otra parte por caminos. Es bonito pero exigente.




La vegetación está crecida por las lluvias, hay charcos y barro, aunque lo peor son los pequeños tocones de los árboles cortados, ocultos bajo la vegetación, un verdadero peligro para el rodar de las bicis. Las sendas están muy mal cuidadas; de vez en cuando hay árboles caídos que se cruzan en la senda, hay que acarrear la pesada bici y buscar el medio de sortearlos.




En una de las salidas hemos topado con el Monasterio de la Vid. Lo hemos visitado, conocemos su historia, su enorme biblioteca desperdigada y perdida como consecuencia de la desamortización de Mendizábal. Desde ahí llegar a Aranda ha sido pesado porque el sendero era casi inexistente por la vegetación que se estrechaba. Ya en Aranda nos hemos alojado y comido en un restaurante y hostal popular Elvira): las asadurillas riquísimas, como no recuerdo haber probado. 


Ahora el problema que bulle en mi cabeza es encontrar alojamiento para los próximos días, pues se acerca el fin de semana, un fin de semana de julio.

No hay comentarios: