viernes, 2 de febrero de 2024

07. Caleta Tortel

 


Una llamarada de luz me ciega cuando levanto la persiana. Me cuesta hacerme a la idea de dónde estoy. En el sueño aparecen figuras que conozco y otras que no, figuras recientes que querría retener más allá del instante en que aparecen y huyen de mi mente, más allá del sueño, pues si la vida es fugaz el viaje lo es aún más y la gente que uno va conociendo se evapora como suspiro.




Cochrane no desmerecería en una película del Oeste, literalmente es un pueblo que se ha hecho en poco tiempo desde hace unos 50 años que la gente fue llegando, como Humberto Sasana que nos cuenta la historia de cómo llegó aquí a caballo y creó su propio fundo. Humberto con la dentadura muy maltrecha, pero con una vitalidad impropia de un hombre de 84 años, nos cuenta cómo llegó cuando apenas había tres casas y cuatro hombres y ningún camino para llegar excepto el río Cochrane por donde se trasladaban los troncos de ciprés, la maderera la principal riqueza del lugar. Humberto empezó a cuidar vacas y ovejas hasta conseguir una casa y 1002 hectáreas, dice, que es la extensión de su fundo. También hace queso en grandes cantidades que vende aquí en el pueblo. Las casas son pequeñas de una o dos plantas con tejados a dos aguas y techos de uralita o chapa, de madera las paredes y alrededor un pequeño terreno con algo de huerta. Humberto tiene dos hijos y dos nietos. Uno de ellos ingeniero, lo repite varias veces con una sonrisa recta. Cambiando el gesto en melancolía por lo que sucederá, nos cuenta que todo lo que él ha conseguido nadie de su familia lo querrá, nadie cuidará sus vacas, sus gallinas o su fundo. Sus nietas lo heredarán y lo venderán, le digo y el confirma con gesto triste.

 



Caleta Tortel es un pueblito de apenas 500 habitantes que se ha conectado a la vida solo en el 2010 cuando un desvío de la ruta austral llegó hasta aquí en forma de pista de ripio. El municipio tiene su origen en 1955 cuando la ensenada del río Baker recibía los barcos que se llevaban los troncos de ciprés. Los barcos que llegaban en busca de madera traían los suministros para la población local. Una miríada de pasarelas rodea parte de la ensenada en la que desemboca el río. Casas particulares y casas del municipio, pasarelas y plazas, la biblioteca las tiendas y pequeños restaurantes, todo de madera.




 Entramos en una tienda de pequeños objetos artesanos. En un estante hay un cómic dedicado a la Isla de los Muertos. Le preguntamos a la chica que lleva la tienda. Es una de las grandes atracciones de la zona. A finales de los 40, un grupo de chilotes, gentes de la isla de Chiloé, llegó a la isla contratados por una hacienda para cuidar ganado y hacer las labores madereras. Todos murieron en poco tiempo. Desde entonces, una serie de hipótesis contrapuestas, algunas extravagantes, intentan explicar la muerte de 60 personas en la Isla de los Muertos. Hay 30 tumbas, los demás no se sabe. La gente del lugar y los turistas siguen con la intriga por lo que la isla se ha convertido en un lugar de visita.






Recorremos la intricada geografía de la isla subiendo pasarelas hasta los miradores y después hasta la playa donde se está celebrando la Festividad del Madereo en recuerdo de los orígenes no tan remotos de la isla. En un escenario están listos para las actuaciones musicales y en una serie de puestos despachan comida y bebida. En un rincón, en un asador un cordero busca su punto.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tony, el link del día 6, Lago General Carrera, arroja a los comentarios del día 7, Caleta Tortel. Tiene que haber un cruce

Toni Santillán dijo...

Seguro que hay más errores. Pasa por trabajar rápido. Lo corrijo y espero para ver si surgen más. Gracias por el aviso