viernes, 2 de febrero de 2024

06. Coihayque - Lago Gral Carrera: Catedrales - Cochrane


Amanece en Coihayque. El sol aparece por una rendija, ilumina un volcán nevado, cuyo nombre desconozco, bajo una capa oscura que promete que hoy será un día lluvioso. La temperatura es agradable, no veraniega, más bien primaveral. Al ponernos en marcha por la carretera austral, un gran arco iris como yo no había visto antes nos indica el camino. Contra lo que parecía al despertarnos, a medida que vamos bajando hacia el Sur el clima se vuelve seco y el paisaje árido, la llamada estepa patagónica. El día se despeja, claro y nítido.



Saliendo de Puerto Ibáñez admiramos la bonita estampa de la cordillera andina pespunteada de picos nevados. La postal desde la Cuesta del diablo nos admira, ordenada la vista por las curvas descendentes de la carretera que baja al río Ibáñez; de frente a la derecha, el Parque Nacional Cerro Castillo, ahora oculto entre nubes, lugar de cambio para las antiguas reatas y rebaños de ganaderos trashumantes. Tardaban un mes bajando de la montaña al llano.




Paramos en una tiendita cafetería junto al río, en la Villa Cerro Castillo. Una vez más aprendemos la lección patagónica: sé paciente. Una chica atiende a 10 personas como si dedicase la mañana entera a una sola. Después de media hora ha atendido dos, los demás abandonamos. Al lado, separada, como si fue un negocio distinto sin serlo, está la tiendita de fruta y dulces. La fruta está por las nubes. 





Subimos a una lancha motora para recorrer el gran lago General Carrera, conocido por los mapuches como el lago tumultuoso. Lo comparten Argentina y Chile. Las aguas turquesas se mueven en oleaje continuo. El objetivo es conocer las llamadas catedrales de mármol, una masa calcárea, roída por el oleaje a lo largo de su historia geológica, que los guías de las balsas adornan con historias que salen de la imaginación y ponen en las figuras de las rocas: tortugas y elefantes, pirámides y catedrales. Dani, la bella Daniela, una guapa chilena, nos llama 'chiquillos', sin atender a nuestra edad provecta, sin embargo, no quiere posar en nuestras fotos (le hace un feo a Paco).




Encaminados hacia Cochrane en busca de los hoteles, en la pista de ripio que nos lleva aparece un accidente. Un coche ha derrapado y hecho un trompo; tiene destrozada la carrocería delantera y una rueda trasera reventada. Observamos las operaciones de rescate que realiza un camión como jubilados ante obras.




En el horizonte siempre aparecen picos helados y glaciares, entre ellos el llamado campo de hielo. Un paisaje de cordillera con glaciares extendidos en una superficie notable. Es difícil que el coche puede sobrepasar los 50 por lo que el viaje se hace más que lento, eterno. Acompañamos al río Baker hasta que encuentra el Cochrane y este hasta la ciudad del mismo nombre. El Baker es el río más caudaloso de Chile; desemboca en el Pacífico. Como todos los ríos de origen glaciar sus aguas lucen entre esmeraldas y turquesas. Al acercarnos a Cochrane un cóndor nos sobrevuela. El cóndor junto con el huemul, una especie de ciervo, son los símbolos de Chile.




Ah, y que feliz uno lejos de la histeria puigdemoniaca que trastorna a nuestro lejano país.

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