miércoles, 29 de marzo de 2023

Ifigenia en Forest Hills: Anatomía de un asesinato

 



Si entendemos que un juicio es una pugna entre dos relatos antagónicos, apreciaremos la importancia que tiene la primera aparición de los narradores; la impresión que producen en el jurado es indeleble”.


En los mitos alrededor de la guerra de Troya hay uno especialmente cruel. La flota griega no puede salir de puerto porque no hay viento que impulse las velas. Agamenón ha de sacrificar a su hija, Ifigenia, siguiendo las indicaciones del adivino Calcante para sofocar el enfado de la diosa Artemisa, así el viento volverá a soplar. A la vuelta de la guerra, Clitemnestra, la madre, tomará venganza acuchillando a su marido. En el relato de Janet Malcolm, Borujova es la madre que venga a Michelle por los supuestos o imaginarios abusos del padre Malakov.


Daniel Malakov fue asesinado a tiros a plena luz del día en un parque infantil en presencia de su hija de cuatro años, Michelle, y de la madre, Mazoltuv Borujova. Borujova, una judía de Bujará, en Uzbekistán, pertenecía a una versión estricta del judaísmo. Piadosa y reservada, como el resto de su familia, adelgazó durante el juicio porque no le daban el tipo de comida kosher que su religión prescribe. Borujova grabó conversaciones con Malakov para confirmar que su marido abusaba de la niña, pero no las tuvieron en cuenta. El juicio tuvo lugar en Queens. Malcolm cubrió el juicio a cuenta del New Yorker, crónica que se convirtió en libro: Ifigenia en Forest Hills.


El juicio por asesinato, celebrado en 2009, estableció que la médico judía, Mazoltuv Borujova, de 34 años, contrató a Mijail Mallayev para que matase a su ex marido, Daniel Malakov, en 2007. De creer el relato de Malcolm, todo se confabuló para que Borujova fuese condenada: el mutismo de la propia Borujova y de su familia, los antecedentes en el pleito por la custodia de Michelle (jueces, abogados e instituciones públicas poco profesionales; el tutor de la niña, designado por el tribunal, David Schnall, sentía aversión por Borujova, y esta perdió la custodia), el sesgo a favor de la acusación del juez Robert Hanophy que, por ejemplo, acortó el juicio, favoreciendo al fiscal, porque tenía reservado un vuelo para pasar las vacaciones en el Caribe. El resultado fue que ni la acusación ni el jurado creyeron en la versión de Borujova, que su esposo abusaba sexualmente de Michelle y argumentó que el motivo para el asesinato fue simplemente recuperar la custodia de Michelle


Pero el interés de Janet Malcolm, más que en el asunto de la culpabilidad o no culpabilidad de los acusados, estriba en el teatro del juicio. Un juicio es la pelea por el relato de la verdad de lo sucedido entre fiscal y abogados, anuncia Malcolm al comienzo del libro. El periodista que lo cubre contextualiza el juicio, busca detalles por su cuenta y confirma la verdad o la pone en cuestión con hechos o testimonios pasados por alto, pruebas ambiguas o personalidades sospechosas. La verdad puede ser esquiva. Un juicio es simplemente "un concurso entre narrativas en competencia", y para construir esa narrativa el fiscal tuvo todas las ventajas. “En la vida, ninguna historia se cuenta dos veces exactamente de la misma manera. Va cobrando formas distintas conforme la arcilla de la actualidad pasa de mano en mano".


El relato periodístico que construye Janet Malcolm, con apariencia del thriller judicial que no es, deja al lector con la inquietud de saber si las pruebas contra Borujova eran concluyentes, si en un juicio después de todo se hace justicia o si es una pelea de gallos en la que los actores (fiscal, abogados, juez) antes que nada quieres verse vencedores por encima de los damnificados primarios: el muerto y los acusados y los secundarios: Michelle, a la que las instituciones públicas en realidad no protegen.


La apelación de Borujova fue presentada por un famoso abogado, Alan Dershowitz. Fue rechazada por el tribunal de apelaciones del estado de Nueva York en el año 2012.


La desconfianza de Janet Malcolm hacia la justicia la ejemplifica con el mosaico, “una especie de alegoría delirante”, que aparece a la entrada del tribunal donde se celebra el juicio, con figuras que representa una serie de conceptos del sistema judicial junto a los siete pecados capitales,


Una balanza vertiginosamente inclinada se cierne sobre la alegoría, con uno de sus platillos dorados suspendido en el aire y el otro casi rozando el suelo. Curiosamente, el platillo suspendido en el aire contiene un libro con la palabra LEY en la cubierta, mientras que el que se encuentra a ras del suelo solo contiene algo parecido a un hueso de melocotón. ¿Es una manera de describir la ingravidez de la ley?”


Janet Malcolm fue una periodista de origen checo (1934 – 2021) que se hizo famosa por sus muy largos artículos en el New Yorker, después convertidos en libros. Se hizo famoso con El periodista y el asesino (1990) donde dejó escrito “Todo periodista que no sea demasiado estúpido o demasiado pagado de sí mismo para darse cuenta de lo que ocurre, sabe que lo que hace es moralmente indefendible”. También fueron éxito polémico dos libros que dedicó al psicoanálisis: Psicoanálisis: la profesión imposible (1981) y En los archivos de Freud (1984). Es igualmente notables Dos vidas: Gertrude y Alice (2007). Ifigenia en Forest Hills fue su último libro.


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