miércoles, 5 de octubre de 2022

Blonde

 



Es una ilusión pensar que hay una continuidad entre la persona que fuimos de niño y la que en este momento transita por el mundo. Es una ilusión pensar que conocemos a una persona por mucho que hayamos buceado en documentos y oído testimonios o visto imágenes. Marilyn Monroe no comparece en Blonde, tampoco Norma Jean. Cualquier espectador con años tras de sí que la vea comprobará que poco tiene que ver con la imagen que guarda de la actriz o de su historia. Puede que Andrew Dominik, el director y guionista de la película, o Joyce Carol Oates, la autora de la novela en que se inspira, hayan buceado más, puede que no. Hay referencias contextuales, personajes que pasaron por la vida de Marilyn, un nombre y un cliché: el rudo Joe DiMaggio, el Arthur Miller que se debe a su obra, el presidente Kennedy absorbido por su papel de Hombre de Estado, cada uno asociado a una vileza que les condena: el violento DiMaggio, el egocéntrico Miller, el abusador Kennedy. Luego hay personajes meramente sostenidos por la ficción: el bebé hablador que pudo haber tenido y no tuvo Norma Jean, el padre desaparecido que cose el relato con un hilo ideal. Y también comparece el espectro de un trío sexual, Marilyn con dos hijos de sus padres, Cass Chaplin Jr. y Edward G Robinson Jr., del que no hay evidencias. La propia Marilyn no es un sujeto histórico de un tiempo determinado sino un producto de la mente de Dominik y sus colaboradores y como tal debe ser juzgado no como biopic de la actriz rubia.


He visto la excesiva película de 166 minutos en dos tandas, en dos veladas sucesivas. La película no nos cuenta quién fue Marilyn Monroe, tampoco quien fue Norma Jean. La actriz estuvo durante años a la vista de todos, ¿pero quién podría atraparla de una vez? Es material para psicólogos sociólogos politólogos y cinéfilos. Para la mayoría de la gente no es más que un icono entre tantos. Andrew Dominik ha hecho una película que refleja el estado actual de su mente más que la consistencia del icono. Y como tal debe ser juzgada, digo. Las decisiones que Dominik ha tomado: la elección de Ana de Armas, la secuenciación, la combinación de falso documental con ficción y todo lo demás han sido en función de la fabricación de un producto fílmico, estético. En el lado positivo Dominique y Ana de Armas han esculpido un personaje, un personaje icónico que es al fin a lo que se reduce esta película, ¿pero es suficiente para que sea memorable? A mi, me ha aburrido. Mi impresión es que han calcado el icono, pero como en cualquier icono no hay vida dentro solo imagen animada. Ana de Armas ha puesto cuerpo rostro y figura pero no alma. Blonde es un producto de Andrew Dominik y de este tiempo y como tal decepcionante. Cualquiera de las películas que recuerdo en las que participó Marilyn Monroe es mejor que esta.



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