VI Albarracín
Una subida larguísima interminable de más de siete kilómetros por la Sierra del Tremedal, de Molina de Aragón a Orea, junto a la Sierra de Albarracín y la serranía de Cuenca. Orihuela del Tremedal -bonito pueblo alargado, que pasamos demasiado deprisa- y Bronchales, tras superar una rampa muy dura donde caí (leve herida sangrante en el codo), y donde comimos junto a la fuente en el centro del pueblo un breve bocadillo y un par de melocotones que a un euro me vendió el valenciano que en la plaza ya recogía sus banastas de fruta, y por fin Albarracín, adonde se llega por otra larga bajada de unos 20 km con mucha grava por los Montes de Albarracín. Subir y bajar ha sido la almendra de la etapa de hoy. Dura, casi toda por pistas y caminos por los bosques de Guadalajara y Teruel. Para disfrutar, desde Molina a Albarracín.
El hotel reservado daba a la quebrada por donde fluye el río Guadalaviar que parte en dos Albarracín. Magnífica vista. El problema era que una de las dos habitaciones reservadas tenía cama de matrimonio que no queríamos compartir. Costó lo suyo darse a entender y que nos cambiaran de habitación. Comimos y bebimos en plan sencillo en el bar de la residencia que llevaba un centroamericano para ver perder a España contra Italia en los penaltis. Por la mañana temprano recorrí las calles vacías y fotografié la corona que en los altos el sol iba dorando.
VII Teruel
De Albarracín a Teruel pocos kilómetros, apenas 50, para dar el do de pecho en los dos días siguientes. Etapa muy dura, saliendo de Albarracín para ir contemplando en la subida los bellos paisajes de los pinares de Rodeno dentro de la Sierra de Albarracín, con subidas fuertes por caminos empinados y pedregosos con un cierto riesgo. Como nuestro viaje es más deportivo que cultural pasamos por lugares como el abrigo rupestre de doña Clotilde que merecían una visita sosegada que no hicimos o por parajes singulares como la laguna de Bezas que merecen una jornada entera para la observación de la fauna y flora del lugar y por pueblos abandonados. En el riesgo de las fuertes subidas y las arriesgadas bajadas está el disfrute, los valles que se abren los estanques o lagunas inadvertidas los animales que se cruzan en el camino. Nos alojamos, en Teruel, en un llamado Albergue Internacional, un lugar para mochileros sin grandes comodidades que nada tiene que ver con los albergues anteriores, pero como en ellos también éramos los únicos huéspedes. Muy cerca, en la avenida de Sagunto, comemos en un restaurante popular en Los Amantes. La comida estaba rica, y nos entretuvimos con unos atrevidos gorriones que se posaban en la mesa para recoger restos de comida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario