domingo, 25 de julio de 2021

Bochorno


He visto en Movistar, con el índice pasando del play al avance rápido, el documental sobre Dudamel y la catedral que han perpetrado los publicistas que saben sacar pasta de estos eventos. No alcanzo a comprender cómo no se mueren de vergüenza los que lo han pagado y los que salen en él, probablemente los mismos, no el pobre Dudamel que bastante hace por permanecer en el encuadre con sonrisa franca. El documental forma parte de los fastos del 800 aniversario, al que solo han podido asistir, con invitación, las fuerzas vivas -¡señoras y señores todavía existen las fuerzas vivas! Si alguna vez me hubiese sentido de esta ciudad este era el momento para quitarme.


Parecida bochorno he sentido como contribuyente y ciudadano con derecho a voto por el publirreportaje que a sorbitos nos han servido las teles de este país sobre el viaje de nuestro mandatario a las capitales del Imperio, pagado con la cuenta de todos a alguna de esas carísimas agencias de relaciones públicas americanas que tan bien saben falsificar las cosas, incluidas las cuentas creadas para la ocasión en las redes sociales, que se iban caldeando al paso de los días con el ‘atractivo sexy’ del figurín.


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