jueves, 22 de octubre de 2020

De registros y estadísticas

 




Dice Timothy Snyder en una entrevista hoy en EM

"El gulag de Stalin consideraba a los prisioneros unidades económicas, la asistencia sanitaria se gestionaba con arreglo a cálculos de productividad. A los presos más fuertes se les cuidaba mientras fueran productivos, pero los más débiles se les dejaba morir, incluso, se les permitía salir del campo para que muriesen fuera y no se les incluyera en los registros de fallecimientos".


El tratamiento estadístico de la enfermedad tiene una doble falla, la primera que es manipulable. ¿Cuál es el número real de contagiados? El periódico de la mañana lleva a los honores de portada una cifra: un millón de contagiados ¿Cuántos científicos se la creen?, ¿cuál es su valor? Más significativo: qué número de muertos contabiliza el INE o el Instituto Carlos III y cuántos contabiliza el ministerio de un sanidad.


La segunda, la estadística, como bien sabía Stalin, pasa por encima del caso individual. La estadística salva a los políticos: Hitler y Stalin han sido condenados por sus políticas discriminatorias, genocidas, porque sus números eran muy abultados pero ninguno de los dos ha sido condenado como asesino por el sufrimiento atroz que ocasionaron a los individuos tomados uno a uno. En el imaginario colectivo es más horrible el asesino de un hombre que el político que diseña una masacre colectiva avalada por algún tipo de razón política.


Un buen discurso.



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