miércoles, 5 de agosto de 2020

Dronningen (Reina de corazones. 2019)

A una buena familia nórdica, danesa y sueca, abogada y físico ellos, Anne y Peter, con dos hijas, llega Gustav, el hijo de Peter de una relación anterior. Lo hemos visto muchas veces, un elemento extraño causa la disrupción, el desajuste, el drama: el fin de la familia burguesa, en entredicho las relaciones del orden capitalista o en cuestión el orden social. Pero esta no es una película de género, no hay héroes ni villanos. Esta película danesa de May el-Toukhy es más modesta, pero más realista y por tanto más veraz al confrontar al espectador con la experiencia. Aquí el drama surge del incontrolable deseo de Anne por el joven menor de edad que llega a su casa. Anne toma la iniciativa, sabiendo que Gustav es menor de edad. Es una abogada que trata asuntos de familia, adolescentes con problemas. Sabe por tanto a qué juega, cuáles pueden ser las consecuencias, pero prefiere dejarse llevar por el instinto en vez de atender a la razón. Nature vs nurture. Naturaleza vs civilización. La naturaleza nos provee de instintos, de deseos, de emociones y no siempre los podemos controlar, por una mala educación o porque son promovidos como liberadores. 


La película plantea las cosas con crudeza, muestra los hechos y sus consecuencias. Es una película adulta, en la tradición del cine nórdico. Hay momentos en que la película bordea el melodrama pero la directora lo solventa con eficacia y honestidad. Cómo hecho de menos este tipo de películas en los afamados directores españoles, incapaces de plantear dilemas morales parecidos. Y cómo me alegra que la directora y guionista sea una mujer. Y qué torpes los críticos que sólo ven un caso particular, incluso algunos hablan de un noir. Es una lástima que, en cartelera desde junio, se haya visto tan poco. Ya que no se educa en lo esencial, esta película debería ser de obligada visión.



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