viernes, 3 de julio de 2020

Horizontal / vertical (Amanda contra The Vast of Night)


Una noche después de ver Amanda veo The Vast of Night (ahora en Amazon). Una nadería. Una nadería que se ve al final cuando la peli ya ha acabado, porque si el guion está bien hecho, si la producción se esfuerza, si el director tiene alguna idea, se abre la posibilidad de que suceda algo, de alguna sorpresa que encandile o ponga a trabajar la imaginación del espectador. Y todo eso existe, se abrían expectativas. Pero quedan en nada. Comparo The Vast of Night con Amanda por la diferencia del modo de ver europeo, de lo que queda del modo de ver europeo, con el modo de ver americano. La cultura europea es más antigua, tiene un fondo profundo, que viene de lejos, desde la poesía homérica a los dramas shakespirianos, desde las preguntas de la filosofía a las novelas burguesas del XIX. Está hecha de libros, de historias contadas y escritas, de profesores en aulas, de conductas aprendidas en las calles, y hasta del confesionario, un tejido cultural que no afecta por igual al profesor que al campesino pero que presenta un fondo común, obras de arte, ciudades, una sociedad y una moral. No es un tejido cultural sin graves interrupciones, catástrofes inexplicables como las ocurridas a mediados del XX, pero aún así recuperable, un fondo de urbanidad, tolerancia y convivencia envidiable para la mayoría de pueblos de otras partes del mundo que desearían una vida como la europea.


El modo de vida americano en más horizontal, más visual que libresco,aunque hay una parte de la cultura europea incrustada en la vida americana. Hay buenísimos escritores y poetas y ciudades como New York y la primera constitución del mundo para contradecir mi tesis. Pero, ¿qué ha sido más poderoso en la conformación de la vida americana, esa parte europea o el cine, los musicales, la animación (Marvel), la comida rápida y muchas cosas más que impregnan hoy todo lo que consideramos americano y que ha invadido el resto del mundo? Se podría pensar que esa falta de fondo, esa horizontalidad que resbala sobre las cosas en vez de henderlas verticalmente es la madre de Trump y el actual populismo, que la cultura de imágenes ha ganado la partida a la libresca, y decir que en Europa ya había ocurrido antes, para contraponer a la tesis, con Berlusconi o los populistas del este. Es posible y habría que hacer muchos estudios para corroborar una cosa u otra, pero parece evidente que el buen cine europeo nos dice más cosas, nos abre más, tiene raíces más profundas que el cine que viene de América con espíritu imperial, y que su forma de ver las cosas a través de la gran oleada del streaming (Netflix, Amazon, HBO, Disney) está simplificando, uniformando, desmoralizando, empobreciendo la forma de ver las cosas de todo el mundo y con ello la propia vida.


Ese resbalar sobre las cosas, ese triunfo de las imágenes sobre la profundidad libresca, se ve en el estallido de las modas que es como se presentan los graves problemas que amenazan al mundo, el problema del clima, la violencia contra la mujer, el racismo, la inmigración, la pandemia. El mundo de una punta a otra es movido por una cadena de imágenes que estimulan respuestas inmediatas y fugaces, enganchadas a la cadena que como las ondas iniciadas por una pedrada en un estanque van perdiendo intensidad hasta desaparecer en la superficie del agua que recupera la lisura y tranquilidad. No hay tiempo para la reflexión y el análisis, para ahondar en la profundidad del problema y buscar si tiene remedio.




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