viernes, 17 de julio de 2020

Entre la burla y el estupor


"Todo cuerpo femenino contiene una celda de noche arcaica ante la cual ha de detenerse todo conocimiento". (Camille Paglia, en Sexual Personae)


Aunque estamos en verano y la carne se desborda por cualquier superficie del cuerpo cuando la ropa se afloja, la pandemia y sobre todo el adminículo de la mascarilla ha abierto portillos que parecían clausurados. La mujer sigue siendo un misterio para el hombre, una torre que asaltar, y el hombre un guerrero, un conquistador sobre cuya pica la mujer quiere lucir sus colores. Los ojos enmarcados ahora por esa sabanilla que cubre el resto de la cara son una invitación y un freno ante los que el hombre se llena de intriga e irresolución. Qué hacer, cómo abordar, cuando se inicia el juego de las miradas, más vivas que nunca, olvidado en el sueño de la civilización. Mujeres y hombres que creían haber perdido el encanto tienen ahora una chance ante las fuerzas ctónicas de la naturaleza que han vuelto por sus fueros. El discurso represor que el feminismo ha impuesto a la sociedad parece aletargado ante las incitaciones de los ojos de las mujeres que arrojan fuego sobre los hombres (Se disparan las operaciones estéticas de párpados). ¿Hemos de aprender de nuevo las reglas? ¿Qué está permitido y qué no? Los hombres hemos perdido la osadía y pronto las mujeres se desentienden y miran hacia otro lado entre la burla y el estupor.




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