Puede aparecer en nuestros labios una cómica sonrisa de superioridad cuando nos enteramos de que Anaxágoras defendía que el sol era algo más grande que toda la península del Peloponeso, pero quizá ese rictus se nos congele cuando si seguimos leyendo nos enteramos de qué Anaxágoras frente a toda la comunidad ateniense defendía que el sol era una gran roca ardiendo y, no sólo eso, fue capaz de inventar el reloj de sol y, además, afirmar que la luz de la luna era un reflejo de la del Sol. Tal como nos cuenta Plutarco, Anaxágoras sorprendió a los atenienses cuando dio una explicación fisiológica al hecho de que un carnero había nacido con un único cuerno, frente a un sacerdote, Lampón, que convertía ese suceso con una profecía que afectaba a Pericles. Anaxágoras pidió que se diseccionara la cabeza para comprobar que el cuerno era una deformación del cerebro, la masa cerebral se salía del cráneo por ese supuesto cuerno. Este hecho es un caso único en Atenas, pues combinaba la observación experimental con la explicación racional de un fenómeno de la naturaleza, lo más cercano que estuvieron los griegos a la ciencia tal como la entendemos hoy. Anaxágoras también los sorprendió cuando afirmó que los meteoritos no eran más que trozos de roca candente, algo que se pudo comprobar cuando uno cayó en el norte de Grecia en el 467 a. de C.
Las explicaciones racionales que Anaxágoras daba a los fenómenos naturales las extendía a la ética. Decía, por ejemplo, que ser rico o poderoso no hacía feliz a un hombre, por ello lo tildaban de excéntrico. Sócrates quedó tan impresionado por el pensamiento ético y racional de Anaxágoras que acudió al barrio de los libreros, en el ágora, y compró el rollo de papiro que contenía sus ideas por el que pago un dracma, el equivalente al salario de un obrero por el trabajo de una jornada, algo que muy pocos atenienses se podían permitir. Sócrates esperaba encontrar en el libro alguna revelación que le condujese al auténtico propósito de la existencia humana, pero Anaxágoras le decepcionó porque tenía una mente más racional y científica que metafísica. Anaxágoras no respondía a lo que el joven Sócrates esperaba, qué deberían hacer los seres humanos para dirigir su vida del mejor modo posible.
En la historia del carnero, como cabía esperar, la explicación irracional de Lampón, que predecía que Pericles se impondría a sus rivales del partido aristócrata y se convertiría en líder único de Atenas, se impuso a la explicación racional de Anaxágoras, porque para los atenienses así sucedió en realidad, los hechos le daban la razón. Además, negar la divinidad del Sol y de la Luna en aquella época, aunque fuese la época dorada de la Atenas de Pericles tenía un coste, pues hasta el propio Sócrates oraba al amanecer al dios Sol Helios. Así que, a pesar de ser el mentor de Pericles, Anaxágoras fue sometido a juicio por impiedad y tuvo que abandonar Atenas y volver a su patria, Clazomene, en la Jonia, en el 430 a. de C.
"En algún momento de su juventud Sócrates se dio cuenta de que no iba a llegar mucho más lejos en su búsqueda de la verdad si seguía la senda del estudio empírico de los fenómenos naturales. Así que cambio de orientación: se centró en algo en lo que le daba muchas más probabilidades de triunfar, y que iba mejor con sus inclinaciones éticas y personales. Decidió estudiar a los seres humanos y su extraña manera de pensar, totalmente irreflexiva" (Armand D’Angour, en Sócrates enamorado). Grecia siguió el camino de Sócrates, no el de Anaxágoras, al menos hasta que llegó Aristóteles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario