- Pablito, he repasado la lista y veo que a la humanidad no la has puesto en ningún lado
- Tengo mis dudas respecto a la humanidad
- Vaya
- Prefiero a las personas concretas
- Qué personas concretas, ¿a qué personas pondrías en la lista del bien, Pablito?
- En primer lugar a Irene
- A Irene, claro, la ministra. Será ministra, de eso no hay duda
- Me parece que será una buena madre y esposa, aunque habrá que enseñarle a hablar. Y por supuesto, al Dalai Lama, a Chomsky, a Ghandi, a Greta Thunberg, y ahora tengo que poner a otro, el que está de moda
- De quién me hablas
- De Floyd, el negro
- ¿El de la rodilla es tierra?
- El mismo, la imagen de las víctimas de este mundo, pobre hombre
- Veo que tienes sentimientos, Pablito
- Es una forma de hablar. Ha hecho mucho por la causa. Por supuesto, también el cura Paco debe estar en la lista del bien
- ¿El cura Paco? ¿El hombre de la sotana blanca?
- Me parece un hombre cabal, preocupado por los recogedores de basura
- El otro día, ponías a Dios en la lista del mal
- Son cosas distintas maestro, Dios es muy ruidoso y el cura Paco es un caballero de capa y sombrero. Ah, se me olvidaba, también a la Botella
- ¿La Botella?
- La esposa de Aznar. Hemos de respetar cierta lógica, si Irene es ministra por ser quién es
- A la Botella siempre la hemos tenido en la otra columna
- Pues ahora, no, en este momento, por coherencia, no. Siempre cabe, más adelante, cuando volvamos a rehacer el pasado, como usted me ha enseñado maestro, de acuerdo a nuestras necesidades objetivas, volver a colocar a la Botella en su lugar natural
- Que es el que se merece
- Tengo a alguien más a quien colocar en ese lado de la lista
- A quién, Pedrito
- Pablo, maestro, Pablo. A los idiotas de este mundo
- Vaya, a los idiotas. Y por qué
- Son los mejores aliados de la causa
- Explícamelo
- Hacen bulto en las asambleas, dan cuerpo a los círculos y masa en la lista de los inscritos
- Visto así
- Hay algo más importante. Como son tantos y tan regularmente distribuidos por el mundo desbaratan el discurso racional de nuestros enemigos. En las discusiones, en los debates, en privado y de cara al público siempre los hay. En cuanto toman la palabra toda lógica se pierde y como los listillos, por decoro, se sienten obligados a responderles, entran en su marco conceptual, ¿se dice así, maestro?
- Veo que aprendes rápido, Pablito
- y pierden el hilo. Los idiotas desbaratan el discurso mejor ordenado. Así que debemos tenerlos como aliados
- ¿Y qué pasa con el resto de la humanidad?
- Con aquellos con quienes no puedan los idiotas de este mundo los enviaremos, a su debido tiempo, a campos de reeducación.
- Bien dicho, ¿y mientas tanto qué hacemos con los muy listos?
- ¿A Cayetana se refiere maestro? Es la que más me preocupa, no sé por dónde meterle mano. A ella no “la azotaría hasta que sangrase”. Ni nuestros periodistas zascandiles pueden con ella
- No hay de qué preocuparse. ¿No acabamos de aclarar que el mundo está lleno de idiotas?, entonces, qué hemos de temer
- Vale, pero es la única persona que me saca de quicio, la
- Pablito, calma, vayamos por un momento a cuestiones de práctica política. ¿Que hemos aprendido de las puertas giratorias?
- Que estamos en contra, maestro
- Hay algo más
- Que estamos en contra de las puertas giratorias siempre que no nos afecte
- Es la primera lección que aprendiste, y que ya pusiste en práctica con el casoplón. Recuerda cuando comparaban tu casa y la del ex ministro Guindos
- Fui fuerte maestro
- Lo fuiste. Es una regla que debemos extender a la generalidad de nuestros principios. Todo principio tiene una excepción aplicable a nosotros
- ¿Y qué pasa maestro si nos echan en cara las contradicciones?
- Nada, nuestra parroquia es comprensiva y lo que opinen nuestros enemigos nos la trae al pairo. Ahora, Pablito, quiero que aprendas la lección segunda
- Soy todo oídos, maestro
- Recuérdame en qué consiste nuestro programa pospandémico
- La nueva normalidad, la nueva economía, la nueva sociedad
- Esos son eslóganes necesarios, pero concrétame algo más
- El cielo será azul, los coches eléctricos, los pobres tendrán pan, los okupas podrán ocupar
- Dime, por ponerte un ejemplo, Pablito, qué haremos cuando los malignos vayan a tu casa, a casa de tu mujer y de tus niños con sus tabarras, sus bocinas, su griterío
- No se puede permitir. De ninguna manera. Primero, pedir al ministro del ramo que envíe policía y guardia civil, muchas patrullas fuertemente armadas, y, luego, decirlo bien alto
- ¿Que no permitimos los escraches?
- No, qué va. Los escraches son un arma democrática del pueblo, lo que hacen los fachas es acoso, un acoso intolerable ante la casa de un vicepresidente y de una ministra
- Muy bien, Pablito, y qué diremos sobre la promoción y ayuda en metálico a las ventas de coches de todo tipo
- No veo cuál es el problema
- Te dirán los amantes de la madre Tierra que no habrá otro momento como este para la transición ecológica, para la sustitución de los coches sucios por los coches eléctricos o de hidrógeno y sin embargo vamos a hacer lo contrario con el plan de ayuda a la venta de coches. También podríamos hablar del muy anunciado impuesto a los ricos y que, sin embargo
- Lo sé, lo se´. Seguiremos siendo fieles a nuestro programa, diremos que estamos a favor de una economía sostenible y limpia y que imputaremos a los ricos
- Veo Pablito que has comprendido la lección segunda. No importa que hagamos otra cosa de lo que decimos, hagamos lo que hagamos nuestros principios siempre quedarán a salvo. Nuestro discurso se justifica en sí mismo, no tiene que ver con la realidad
El maestro y Pablito: Lección primera.
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