Esta novela ha sido un éxito de ventas. ¿Tiene algo que ver el éxito de ventas con la literatura? El autor tiene una doble ventaja, la moda de los escritores nórdicos y Estocolmo. Los nórdicos venden bien sus tramas policiales, hasta crear un subgénero, el noir nórdico. Googleando, me entero de que existe una Academia Sueca de Novela Negra. Estocolmo estaba fuera del mapa, un destino literario virgen o yo lo desconocía. Además, al noir añade el autor el relato histórico, sitúa la acción a finales del XVIII, justo después de la muerte por pistoletazo del rey Gustavo III y cuando la revolución francesa extendía el pavor por los reinos europeos. El cruce entre moda y novedad ha sido irresistible para los lectores y ventas. ¿Era para tanto? En la mayor parte de la novela, el autor lleva al lector al límite de su tolerancia al horror, un horror ficcionalizado, claro está, hasta el punto de que este se pregunte si no va a acabar y si en algún momento el bien se tomará venganza o al menos será reparado. La novela y en general cualquier obra de arte, incluso cualquier escrito e investigación humana, juega con dos polos, el de la imperfección de la vida humana y el de su mejora. La creación humana es binaria, guida por una idea del bien y otra del mal. En la novela se nos presenta lo que es, normalmente en el límite de aceptación: la injusticia, la humillación, el estrago, el dolor, pero enfrente o por debajo proyectándose lo que debería ser: la reparación de la injusticia, el fin del dolor, un futuro radiante, la satisfacción de haber obrado bien, el arrepentimiento tras una vida echada a perder. Sin esa contraposición la novela no sería viable, no tendría lectores, se necesitan resquicios por donde respire la vida. Muchos lectores necesitan sufrir identificándose con los protagonistas en las tramas de la ficción, pero, a no ser que padezcan una patología específica, saben y esperan que el sufrimiento tendrá un límite y será recompensado al final y podrán cerrar el libro satisfechos.
Niklas Natt Och Dag, como digo, estira el límite de lo soportable por el lector, ese es su juego y ahí debe estar la explicación de su éxito, supongo. El Estocolmo que nos presenta es una ciudad en la que no se puede vivir, literalmente: hambre, frío, brutalidad, pobreza, alcoholismo, arbitrariedad de la policía y del sistema político. Los personajes o son malhechores sin conciencia moral o gente humillada que padece sevicias sin cuento. Por supuesto, son esquemáticos, llevado el bosquejo de personalidades al extremo. En el centro del relato, los que conducen la acción son dos parapolicías, un abogado tísico que va escupiendo sangre allá por donde va, Cecil Winge, al que se saca de la cama cuando recibe la extremaunción para que resuelva un caso, que representa la inteligencia analítica, y un medio policía tullido y borracho, Mickel Cardell, la imagen de la fuerza bruta al servicio de la ley. Don Quijote y Sancho, Sherlock Holmes y Watson a la vez. Junto a ellos los sufridores y humillados. Dos jóvenes listillos que creen poder surfear la fea sociedad pero que son engullidos por ella hasta convertirse en ejecutores de la abyección. Una joven inocente que de golpe sale de una vida miserable para caer, sin culpa, en una prisión para mujeres horrible como nadie pueda imaginar. Y la historia más tremenda, un hombre joven, presumiblemente espía al servicio de la casa real, que cae en manos de otro hombre, que ha tenido una infancia horrible, que cree haber sido traicionado y espiado y que en él se toma venganza desmembrándolo a plazos. Todo está corrompido, la realeza, la política, la policía, el clero, la nobleza y la burguesía. Nadie que no esté a su alcance y se lo pueda permitir es un hombre bueno. El mal o el miedo habita en cada corazón, o eres verdugo o víctima. Únicamente, Cecil Winge, el tísico que está a punto de diñarlas es incorruptible. Sólo uno es justo y santo, y muere antes de doblar la última página.
Como es una novela, se guardan unas pocas páginas al final para reparar el mal, castigar a los malvados y poner un cierto orden. ¿Tiene alguna utilidad leer 1793? De la historia de ese momento se aprende poco o nada, lo ya sabido, tampoco de la situación real de Estocolmo en esa época: es tan brutalmente exagerado que se hace increíble. ¿Y del alma humana? El carácter de los personajes es tan esquemático que es imposible la identificación. Literatura no hay, no hay creación como tal, solo estereotipos mil veces vistos, tampoco hay poesía ni un lenguaje llamativo. La carpintería novelística es de taller de narrativa, las descripciones torpes, sumarias, los diálogos poco naturales, y de los caracteres ya lo he dicho, Es lo que se llama un best seller muy bien vendido.
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