miércoles, 13 de mayo de 2020

Distribución



Es en los detalles de la vida práctica, más allá de los discursos, los programas y los principios, donde se ve el sentido de una organización. Si hace tiempo que renunciaron a la libertad en favor de la igualdad como prioridad, como muestra el detalle de la plantilla de la desescalada parece que también han renunciado a la igualdad en favor de la distribución. El diferente trato a los territorios muestra que el objetivo principal de la organización es el poder, conseguirlo, mantenerlo, y que las políticas están en función de ese objetivo. Los pactos con los nacionalistas así lo demuestran. Ya solo les queda la distribución que no se hace con criterios de igualdad sino en base a las necesidades del poder. Creando una renta mínima se aseguran una población de fieles. Al rebajar de tal modo los fines políticos, el temor es que al final su única guía sea la redistribución de la pobreza, a falta de plan dinamizador que reinicie el país: un territorio en favor de otro, una capa de población en lugar de otra, a cambio de mantener el poder, que es la verdadera no confesada prioridad. Si no se genera riqueza, ¿cómo se mantiene, entonces, la estructura de un partido?, asegurando (mediante dones territoriales y rentas parciales a la población) que el partido es el único y justo portador de la Distribución (antes Igualdad). Por tanto, la pregunta que hemos de hacer a nuestros amigos no es a qué partido votas, sino en qué iglesia militas. Una iglesia que asegura, y eso es lo que mantiene su estructura, es la guardiana de la verdadera fe.

Qué queda, entonces, de la capacidad de arrastre, de la movilización en pos de objetivos revolucionarios o, al menos, del reformismo socialdemócrata. La fe es lo queda. Como en cualquier iglesia, el cemento es la pertenencia a una comunidad y la evocación de una fe, pero ambas cosas no son más que pálpitos mentales, ilusiones a las que va unida la supervivencia, el equilibrio psíquico del militante. El objetivo que canalizó el entusiasmo y la adhesión es ahora un conjunto vacío, ha desaparecido en el desgaste metafísico (ante la afirmación racional del hombre libre) e histórico (ante el continuo progreso de los estándares de vida). Dios, la Igualdad son ecos de la antigua creencia, como un regüeldo que a veces se somatiza en la discusión defensiva en forma de alteración vesánica. Del mismo modo que el sentimiento de pertenencia es una necesidad que no encuentra forma de realizarse en un individuo crecientemente aislado y abandonado a su suerte pero que se mantiene como eco.



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