¿Por
qué es tan difícil ser un hombre reflexivo?
0.
La
mayor parte de lo que decimos, de lo que pensamos, no es nuestro, lo
hemos pescado por ahí, nos lo ha inyectado un fragmento de código
dentro de una peli, de
un
reportaje, de
un
documental, de
la
charla que
escuchamos a un hombre admirable,
de
una
conversación entre
amigos.
Ha arraigado, es nuestro, nuestra fe, le
somos fieles, fieles
soldados.
1.
La
gran desventaja de quién quiere forjarse
una opinión propia es que hay un momento de pánico: sentirse
solo.
Tienes que reducir tus emociones hasta
casi hacerlas desaparecer
y
entregarte
en soledad al raciocinio.
2.
Tienes que aprender que verdades parciales no validan una verdad mayor
y más decisiva, que
muchas
de las ideas que te
llegan y haces propias son erróneas.
3.
Un
hombre que se ha hecho reflexivamente es único (relativamente, son
inevitables las dependencias y la propia reflexión va encontrando
sus genealogías)
y distinto de cualquier
otro
que haya
llegado como
él a
tener conciencia de sí mismo. En
cambio el
hombre que se nutre
de memes (de
alguno sé
que le bastan los
zascas)
es intercambiable, pero forma parte de una masa superior en número.
El
primero, por naturaleza, no puede formar parte de un rebaño.
Desconfía
de las ideas que le llegan, tiene
que sopesar su consistencia, darles una vuelta antes de hacerlas
propias,
como
desconfía de lo
colectivo
porque teme que lo anule, que
lo
convierta
en su
esclavo.
4.
El
hombre que se ha hecho a sí mismo está en
desventaja numérica, no puede ir por ahí desmintiendo todo lo que
le
llega, lo
erróneo o malicioso. No tiene tiempo para tanto y no quiere
enfrentarte a quien lo acepta acríticamente. No quiere que le
llamen aguafiestas. Dejamos de discutir porque es tan obvio lo que el
contrincante rechaza que desistimos.
5.
El
virus ideológico es más costoso de erradicar que el covid19. Tan
organizado dentro de la mente que es
inútil
discutir con quien lo padece. Cansa, es agotador.
6.
Discutir con un sectario favorece la entropía, la desorganización
mental, la propia. Además, con
tu buena intención, ¿a
cuántos podrías ayudar si hay tanta población contaminada?
7.
La
soberbia de la razón. Es un triunfo, una conquista costosa, tener
juicio propio.
Hay un momento de orgullosa individualidad y desprecio por la masa:
Cuán equivocado estaba, cómo pude seguir su juego.
8.
La
distancia entre el fruto de la razón y el pantano memético
es la antipatía mutua.
9.
Los
populismos
(partidos,
movimientos)
no son proyectos de gestión y mejora, sino estrategias de toma de
poder envueltas
en un
atractivo
engaño. Por
eso cuando les llega la hora de la acción fracasan estrepitosamente
(sánchez, la podemia, Johnson, Trump, veremos Putin: no podrá
ocultar las cifras para siempre). Les
salva la población que han conseguido intoxicar, inmune a cualquier
antibiótico.
10.
Empodérate,
hazte poderoso: utiliza tu tiempo, tu ocio, edúcate,
reflexiona. No le entregues tu tiempo a otros, que
sea sólo tuyo.
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