sábado, 21 de marzo de 2020

Un juicio propio



¿Por qué es tan difícil ser un hombre reflexivo?

0. La mayor parte de lo que decimos, de lo que pensamos, no es nuestro, lo hemos pescado por ahí, nos lo ha inyectado un fragmento de código dentro de una peli, de un reportaje, de un documental, de la charla que escuchamos a un hombre admirable, de una conversación entre amigos. Ha arraigado, es nuestro, nuestra fe, le somos fieles, fieles soldados.

1. La gran desventaja de quién quiere forjarse una opinión propia es que hay un momento de pánico: sentirse solo. Tienes que reducir tus emociones hasta casi hacerlas desaparecer y entregarte en soledad al raciocinio.

2. Tienes que aprender que verdades parciales no validan una verdad mayor y más decisiva, que muchas de las ideas que te llegan y haces propias son erróneas.

3. Un hombre que se ha hecho reflexivamente es único (relativamente, son inevitables las dependencias y la propia reflexión va encontrando sus genealogías) y distinto de cualquier otro que haya llegado como él a tener conciencia de sí mismo. En cambio el hombre que se nutre de memes (de alguno que le bastan los zascas) es intercambiable, pero forma parte de una masa superior en número. El primero, por naturaleza, no puede formar parte de un rebaño. Desconfía de las ideas que le llegan, tiene que sopesar su consistencia, darles una vuelta antes de hacerlas propias, como desconfía de lo colectivo porque teme que lo anule, que lo convierta en su esclavo.

4. El hombre que se ha hecho a sí mismo está en desventaja numérica, no puede ir por ahí desmintiendo todo lo que le llega, lo erróneo o malicioso. No tiene tiempo para tanto y no quiere enfrentarte a quien lo acepta acríticamente. No quiere que le llamen aguafiestas. Dejamos de discutir porque es tan obvio lo que el contrincante rechaza que desistimos.

5. El virus ideológico es más costoso de erradicar que el covid19. Tan organizado dentro de la mente que es inútil discutir con quien lo padece. Cansa, es agotador.

6. Discutir con un sectario favorece la entropía, la desorganización mental, la propia. Además, con tu buena intención, ¿a cuántos podrías ayudar si hay tanta población contaminada?

7. La soberbia de la razón. Es un triunfo, una conquista costosa, tener juicio propio. Hay un momento de orgullosa individualidad y desprecio por la masa: Cuán equivocado estaba, cómo pude seguir su juego.

8. La distancia entre el fruto de la razón y el pantano memético es la antipatía mutua.

9. Los populismos (partidos, movimientos) no son proyectos de gestión y mejora, sino estrategias de toma de poder envueltas en un atractivo engaño. Por eso cuando les llega la hora de la acción fracasan estrepitosamente (sánchez, la podemia, Johnson, Trump, veremos Putin: no podrá ocultar las cifras para siempre). Les salva la población que han conseguido intoxicar, inmune a cualquier antibiótico.

10. Empodérate, hazte poderoso: utiliza tu tiempo, tu ocio, edúcate, reflexiona. No le entregues tu tiempo a otros, que sea sólo tuyo.



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